Ilia Galán




ARS SACRA
Ilia Galán
Libros del Aire




Gredos, Candeleda, Laguna de Novalis
4 de julio de 2004

En agua plácida,
bajo la sombra de tus altos árboles
hallo la imagen de nuestro cielo
y en el espejo me zambullo,
al cristal me arrojo roto
donde mi alma también se refresca
y te releo.

El rugido de la lejana cascada,
espuma blanca y nueva
es la corriente transparente de mis plegarias;
las rocas moldeadas por milenios,
islas donde me apoyo, silencios
donde se posan mis olvidos.

Reposo y afino el oído
con el canto de las aves
para atrapar alguno de tus murmullos,
una palabra que resuene en mis hoquedades,
vacío de todo.

Vengo después de sufrir los ojos torcidos,
yerros que se clavan en la carne del alma
con un afilado hierro,
peregrino con el rumbo perdido,
sin ganas de cantar, triste,
caído en este paraíso
donde me miran los peces
y te aguardo desde el recuerdo,
forzada la imaginación,
porque donde hay tanta belleza
no puedes faltar.

Vendrás a mí.
Lo sé.
Te espero
aquí sentado
secándome con leves rayos
de tu sol en apariencia lejano.

© Ilia Galán

 “... poesía emparentada con la de maestros como Coleridge o como Hölderlin, que ardieron en la hoguera de la Otra Realidad y escribieron sus versos al dictado de ese fuego.” 


© Luis Alberto de Cuenca.

“Ilia Galán sabe que es el rayo el que conecta las moradas de dioses y hombres, y la iluminación conlleva el peligro. La poesía es una senda de valientes.” 

© Diego Valverde Villena

Marine Morot · Frédéric Zamochnikoff

ADÈLE HUGO
Ecrit et mis en scène par
Frédéric Zamochnikoff et Marine Morot
Préface de Francis Huster

18 juin 1863. Après huit ans d'exil avec sa famille, Adèle Hugo, la seconde fille de Victor Hugo, s'enfuit seule au bout du monde pour rejoindre un officier anglais dont elle est éperdument amoureuse. Ensevelie par sa passion qui confine à l'érotomanie, tourmentée par le deuil de sa soeur Léopoldine, Adèle ira jusqu'au bout de sa destinée en tentant de s'affranchir de son illustre père pour exister par elle-même... (Une adaptation théâtrale écrite d'après les authentiques journaux d'Adèle Hugo).

L’Harmattan. Paris

http://editions-harmattan.fr

Juan Delgado · Sierra de Aracena

Geografía y Amor
Hablan los pueblos de la Sierra de Aracena
Juan Delgado


Juan Delgado, poeta por la Gracia de Dios para gozo nuestro, parió en su día el libro «Geografía y amor. Hablan los pueblos de la Sierra de Aracena», todo un lujo de este gran solista de la escritura cuyo nombre es un referente para las letras nacionales. Es un libro labrado en sus colaboraciones en la radio, que nace «un atardecer de primavera de esos que a veces nos depara Mayo: tormentosos y oscuros, cargados de bochorno y cruzado su cielo por relámpagos largos que anuncian el derrumbe sonoro de edificios gigantes en el seno de las negras y enfurecidas nubes. El castillo, ya difuminado en la caricia de las sombras, se levantaba de pronto iluminado por el resplandor de la vivísima descarga eléctrica que sobrecogía el ánimo. Uno de los relámpagos averió la antena de la emisora, por lo que no pudimos hacer en directo el programa previsto. Estaba en el estudio con la directora, Mariola, y Pepe Orquín, y hablando de la Sierra, sugerí hacer una serie de guiones radiofónicos sobre los pueblos del partido judicial de Aracena, en los que los mismos pueblos explicaran por boca del poeta sus historias, leyendas, encantos, tradiciones, virtudes, carácter, personalidad, sueños y realidades; y luego, que la emisora los programara como creyera más oportuno». 
Así surgieron los textos que integran el libro, primero lanzados a las ondas y después impresos. Tras mucha documentación manejada, Juan Delgado entró «por los caminos de la novelería en algunos y de la poesía en otros para introducir leyendas y consejas, ciertas o inventadas. Era fácil dejarse llevar por el aire de la fantasía caminando por lugares mágicos, sitios asombrosos y pueblos entrañables, donde todo es posible menos la indiferencia». 
Los pueblos y aldeas a los que Juan Delgado dedicó su prosa y su verso son: Alájar, Almonaster la Real, Aracena, Aroche, Arroyomolinos, Cala, Campofrío, Cañaveral, Castaño del Robledo, Corteconcepción, Cortegana, Cortelazor, las tres Cumbres, Encinasola, Fuenteheridos, Galaroza, La Granada, Higuera de la Sierra, Hinojales, Jabugo, Linares de la Sierra, Los Marines, La Nava, Puerto Moral, Rosal de la Frontera, Santa Ana la Real, Santa Olalla del Cala, Valdelarco y Zufre. 
Cada capítulo cierra con el colofón de un poema breve, poemas que, en conjunto, podrían componer un libro aparte. Veamos unos versos dedicados a Cañaveral:


El romero florido
huele a mañana,
huele a niña desnuda
virgen y blanca.
A Cala:
A la entrada de la mina 
el viento llora, se queja,
se viste de penitente
y a los árboles despeina.
Y el minero, por soñar,
con panes y peces sueña.
A Galaroza:
Escucha cómo se cae
la tarde sobre las aguas.
A Valdelarco:
La memoria de la niebla
viste al pueblo de suspiro.

Es un honor hacer esta breve reseña para que se oree la obra de Juan Delgado, poeta tan de Campofrío como de corazón ardiente. 

© Manuel Garrido Palacios

Ángel López García-Molins





Ángel López García-Molins
El español de EE.UU. y el problema de la norma lingüística
Colección El árbol de las palabras · 2
Editorial Academia Norteamericana de la Lengua Española
Nueva York, 2014

EL ABANDONARIO · L'ABANDONNOIR


EL ABANDONARIO
M. Garrido Palacios 
1ª Ed. Calima. Mallorca

  
L'ABANDONNOIR
M. Garrido Palacios
Trad. de l'espagnol
Isabelle Toledo et William Rozenblat
2ª ed. L'Harmattan, Paris
(Littérature. Europe)


Pocas veces me han dado algo tan interesante; en esta ocasión, además, muy especial porque al verlo me di cuenta que esa persona me daba una extensión de su pensar y su sentir, una obra apasionante de principio a fin, algo muy intimo. Comenzando por el tema, tuve que pensar en lo que el título quería decir. El Abandonario. Esta novela es la historia del pueblo de Herrumbre, un lugar olvidado y perdido en algún lugar de España, un espacio abandonado en el olvido, donde sólo queda un habitante vivo, Tasio, al que un muerto le narra la historia de su paso por la vida en Herrumbe sin tener a quien hablarle, sin oídos que le oigan, con tiempo de menos para narrar las aventuras y decepciones que marcaron cada uno de sus días; una narración colectiva de las memorias de un pueblo que la muerte y el tiempo ha ido borrando. Un monólogo de un muerto que piensa y un vivo que parece estar más muerto en vida y que parece no inmutarse ante las reflexiones de su amigo, que yace en el abismo desconocido de la vida después de la muerte. Amor, odio, tragedias, felicidad, enfermedades, amistad, tantas cosas que pueden ser dichas de un lugar donde las relaciones entre las personas luchan cotidianamente por la vida sabiendo que algún día llegará a su fin. Habría que inventarse unos lentes -dice el autor- para verse el interior todos los días, con sus vidrios de conciencia bien limpios. Y en la muerte poder ver su vida tal y como fue. “Todo esto no es más que la memoria de un muerto que lucha por salvar historias plenas de vida”. La memoria de un pueblo tan muerto como él, donde su último habitante no tendrá quien lo entierre. Esta es la primera parte de una serie de 3 libros escritos por mi amigo, el escritor español nacido en Andalucía, que nos invita a “vivir eternamente los días que nos quedan por vivir”.

© Karen Yrigoyen (México)


A Herrumbre, petit village perdu au milieu d'un nulle part maudit, il ne reste plus personne, sauf un vieux corps allongé sur son lit de mort qui, en attendant son enterrement, raconte, à son vieil ami Tasio qui le veille, l'histoire de son village et de ses habitants. Sans même savoir si celui-ci, unique et dernier survivant, est capable de l'entendre, le mort se lance dans un interminable soliloque d'une vitalité extraordinaire et plonge dans les abîmes d'une mémoire collective peuplée de personnages pittoresques, d'anecdotes quotidiennes, d'intrigues, de tragédie, d'amour et de haine.

‘Laissons-nous vivre,
on pourra bien tout à loisirse laisser mourir.’ 
(Tante Carmélita)

Ce roman est le monologue sur les souvenirs d’un mort sur son lit de mort. Tasio le veille, mais ne parle pas. Situation : à Herrumbre, petit village de campagne, perdu au fin fond de l’Espagne, tout se sait, tout se voit et tout se transmet, rien ne se perd (anecdotes, superstitions, traditions, histoires de cocus, amourettes et friponneries, et bien sûr les différentes morts). Pour apprécier la vie, rien de telle que de passer de l’autre côté en compagnie d’un vieux garçon, rigolo et campagnard, mort mais souriant. Et puis, quand un mort parle, on a tendance à l’écouter.Il était un bon vivant, éduqué par sa tante Carmélita et ses livres. Ici, le mort se souvient d’antan et partage sa mémoire afin de la fixer éternellement quelque part. Par ce monologue, par ce roman aussi. Surtout que Tasio, dernier survivant du village, ne le pourra pas, car il n’y aura personne pour l’écouter, ni l’enterrer, après l’ultime point final de son ami. Donc dans ce livre, ça s’enchaîne rapidement, passant du coq à l’âne pour ne rien oublier, sur ce village et ses habitants hauts en couleurs avec le parlé patois et l’humour qui vont bien avec.
La vie fait renaître. Des personnages aux surnoms sournois ou collants (le Chardon, Sépulcro, la Veuve Ecclésiastique), les exploits, leurs trahisons, leurs passions (le passage sur la jalousie Séfito, le maire, pour son âne est fendard), leurs faims, leurs hontes, leurs morts, leurs peurs (comme le mois de mars qui fait pâlir Causette récitant : ‘janvier, février, l’autre et avril’). Tout y passe et c’est avec plaisir que l’on plonge au cœur du village, un genre de Voici peuple et non people. Le tout entrecoupé de chansons paillardes ou de citations, ce qui aère le texte qui n’a aucun paragraphe, avec par exemple l’histoire de Maria Piment qui fait ses besoins derrière un buisson, pète et disparaît emportée par le vent.
De la poésie grasse et un parler franc, où on imagine les sourires du conteur avec un regard pétillant (euh…) de malice. La mort ne semble pas dénaturer la vie, mais y apporte une certaine sagesse. Car le vieillard critique objectivement la religion ou la politique (‘ce qui se passe avec les religions, c’est qu’on naît dans un endroit où, dans les temples, il y a déjà des saints et on t’oblige à les accepter sans te demander ton avis’). Le tout dans d’un village pauvre rongé par la saleté, les superstitions assassines, les ventres vides et les dettes.
Du brut dans l’évocation des souvenirs, du témoignage de respect et de tradition, mais aussi des passages crus qui rappellent à l’ordre quand la une des magazines fait des dossiers sur l’augmentation des crises existentielles des Français.
‘une fois tous les chats exterminés, grand-mère a inventé un menu basses calories ; il s’agissait d’un dé de lard qu’elle appelait ‘nectar de porc’. Elle distribuait du pain à chacun de nous et le soupirant, toujours servi en premier selon le protocole, déposait le lard sur le sien, mangeait la mie enduite de graisse et déplaçait avec son pouce le porc intact jusqu’au bout du pain.’
J’ai beaucoup aimé ce livre, d’abord sur les positions du narrateur (son état vertical et sur ce qu’il raconte), puis pour Herrumbre. Ce livre est court, rigolo, pas prise de tête et terriblement humain, vivant et entraînant. En même temps, pesant d’atmosphère sous-jacente avec l’état d’abandon permanent et méticuleux, la dégradation douce et lente. Le village meurt un par un habitant, pour finir rayé de la carte, après Tasio, ce sera une ville fantôme. On le sait, mais on ne veut pas de cette fin inéluctable et définitive avec le mot fin. Petit à petit, j’ai appris à l’aimer ce village et maintenant le livre achevé, il est totalement mort, abandonné, comme le narrateur. Mais le souvenir, défi du narrateur, est vivant. Belle notion !
C’est pour ces raisons que je conseille cet ouvrage, il y a beaucoup de choses dedans. Un hic : le fait que le mort monologuant n’ait pas de prénom. J’me suis mise à l’appeler Jean Mouret, comme l’illustre résident du cimetière de Carrières sur Seine dans les Yvelines. Ne vous fiez pas à la couverture pas forcément folichonne, car le contenu qui mérite que vos yeux se posent dessus.
Allez soyons fous ! Je lui décerne un prix, celui de la meilleure phrase vivante dite par un faux mort : ‘pousse-toi au soleil du matin, à ce petit air bien sec, je ne te dis pas de sortir, mais de te pousser’.

© Anne Anyston. (Papercuts. Le webzine qui tranche. Paris)

Ediciones Baquiana · Novedades



La Feria Internacional del Libro de Miami
el Koubek Center del Miami Dade College
y
Ediciones Baquiana
presentan el
Sábado, 18 de octubre de 2014 · 6:00 PM
en ArtSpace Gallery
2705 S.W. 3rd Street
Miami, Florida

Carta para Adriana y otros cuentos
de Roberto Hernández Russi
Dudas, errores y sombras
de Patricia E. Blumenreich
Historias del país lápiz
de Patricio E. Palacios

Ed. Baquiana | Colección Senderos de la Narrativa
Presentación a cargo de
Dra. Myra M. Medina, Prof. Miami Dade College

Antonio Hernández


NUEVA YORK DESPUÉS DE MUERTO
Antonio Hernández
Calambur. Madrid


Premio Nacional de Poesía
Premio de la Crítica de Poesía Castellana

Luis Rosales, mi maestro, me dijo un día, antes de dejarlo escrito, que quería terminar su obra con una trilogía titulada Nueva York después de muerto; que en ese texto quería hablar del exilio, del problema de la gran ciudad, de la lucha de clases y de razas asi como de otros conflictos que agobian al hombre. Y que lo que representaba para él Nueva York era, grosso modo, la mecanización, el automatismo de la vida, la desigualdad entre distintas razas, el imparable avance del mestizaje... y, obviamente, Federico. El maestro, como le decíamos los habituales, se encontró con que la enfermedad y la muerte misma le impidieron el paso, y aunque lo intentó con algunos esbozos de poemas, ya solo brotaban de él las brumas de la memoria y la tristeza de saber que el viento le soplaba furioso de proa. En una de aquellas ocasiones mi voz quiso salir en su ayuda y le propuse, con mucho más amor que petulancia, y desde luego como una broma que quería aliviarle su rictus de infortunio, que no se preocupara, que yo lo escribiría por él. Conseguí que sonriera y con la antífrasis a flor de labio me. dijo socarrón: Lo prometido es deuda. O sea, que lo que viene detrás de estas palabras es una traición relativa y, por tanto, como negar en una por tres veces al maestro. Porque resulta que para mayor atrevimiento, en algún momento muy concreto y sin renunciar al contrapunto expresivo más seco de la mia, me atrevo a impostar su voz, ya entonces debilitada, y la siempre vigorosa de Federico en unos apócrifos, si osados, voluntariosos, como homenajes a cada uno de sus libros. Por lo demás, todo es cierto en el amor que le he puesto a esta trilogía.

© Antonio Hernández





INSURGENCIAS
Antonio Hernández
Calambur Ed.




‘La dueña de la casa, que era vil y engreída, / me acarició la mano y me sentí embebido. / Asco que nunca puse en mí cara, por dentro / me destronó los huesos, su cal y levadura. / Vomité penitente hasta mi primer gozo / y mi primer amor se hizo mi enemigo. / No sé con qué pesar ni con cuanta presteza / me restregué la mano hasta sentirla mía. / Pero la araña urdió su tela sin renuncia / con técnicas distintas rodeó mi descuido / y una mañana nueva mi boca era canalla / y pegada a la suya fue limbo el muladar’. Antonio Hernández (Arcos de la Frontera, 1943) [‘una mañana te echan a la vida en forma de esperanza’] ha corrido por los varios estadios de las letras: por el de la prensa, con su opinión hecha artículo, por el de la crítica, con La poética del 50, o Picasso y Apollinaire, por el de la novela, con Nana para dormir francesas, Sangrefría o Raigosa ha muerto, ¡viva el rey!, y por el de la mirada poética, donde se mide en corto y por derecho en el ‘pulso y el ritmo de la metáfora extensa y el respeto casi sagrado por las palabras’. A juicio de los especialistas en su producción, es su cualidad poética la que vertebra la esencia de su obra: ‘Acaso sea / vivir para los otros nuestra forma / de ser el mundo entero, lo que existe / y lo que revelamos en el trance / del amor que nos crea. / Acaso crear sea / encender nuestras breves miniaturas’. Quince libros jalonan su quehacer poético, desde El mar es una tarde con campanas (1965) hasta A palo seco (2007). Ahora la Editorial Calambur los aúna en doble volumen en este Insurgencias, donde por primera ver puede abordarse la obra poética de Antonio Hernández, la integral de sus versos, y seguirle el rastro al desarrollo evolutivo del conjunto de su poesía: ‘Recomponiendo la desgarradura / natural en que el hombre se aprieta, / se ha de bailar como una burla al aire, / como una respuesta sus moléculas, / de incógnita insistencia escrutadora. / Destronar el fantasma con el gesto / de elevar la sorpresa entre lo sórdido’. En otro poema dice: ‘Los padres de mis padres, los abuelos / de sus tatarabuelos, los lejanos / ancestros de mi sangre conocían / por sus nombres los vientos y los astros. / Su forma de expresarse era oración, / Dios estaba en las palmas de sus manos / se iba pareciendo a la esperanza / si la espiga granaba. Ante el milagro, / aquellos hombres de los que procedo / porque cunda el misterio por su rastro, / encendían fogatas, se abrazaban, / al quererse se hacían sobrehumanos. / No sé de quienes hablo, pero digo / de mí cuando en espíritu me entablo, / cuando en este silencio nemoroso / miro el cielo magándose, cuajado / de lenguas que proyectan unos signos, / una conversación de antepasados / tal si en ellas viviera la costumbre / de quienes largamente las miraron. / Cuando el hombre era hombre, celebraba / las cosechas, se amaba. Y en sus ratos / libres miraba el cielo, sus señales, / pensativo. / Y a Dios daba reinado’.
Dice Peñas-Bermejo en el prólogo que la voz de Antonio Hernández es ‘tan indagativa como lírica, asentada en un profundo conocimiento de las formas y los ritmos, arriesgada tanto en su pulsión existencial como ética y en su valoración constante de la vibración moral y estética del lenguaje. Ninguno de sus poemas deja indiferente, sino que cala en la hondura del alma, genera el fuego de la reflexión y abre el horizonte de la transformación. Poeta de sustancia y de desbordantes matices, andaluz y universal, Antonio Hernández tiene duende para transfigurar el poema en el espíritu de lo que canta, en comunidad y compenetración con el entorno. Su elegante verso, cordial y firme, fluye entre la fábula, el asombro y la pasión, configurando un fiel artístico de excepcional calidad que le individualiza como una de las voces más personales y renovadoras de la poesía española contemporánea’. Francisco Umbral expresa su asombro: ‘¡Joder qué poeta! Con el Premio de la Crítica alcanza la madurez y la consagración de los mejores de aquella generación que quizá fue la penúltima del Café Gijón’. Y si antes aludían estas líneas a su paso por los varios estadios de las letras fue al hilo de lo que dijo de él Claudio Rodríguez: ‘Antonio Hernández no consiguió su sueño de jugar en el Betis, pero ahora es titular indiscutible de la selección nacional de la poesía’.

© Manuel Garrido Palacios

Joaquín Diaz · Homenaje




HOMENAJE A JOAQUÍN DIAZ
(50 años de cultura)





Teatro Zorrilla · 7 de noviembre 2014 · Valladolid

Sesión de mañana:

Proyección del documental “El río que suena”, de Isaac García e Inés Toharia (de la Librería El Grifilm de la Villa del Libro de Urueña), en el que se repasa la figura de Joaquín Díaz a través de una treintena de testimonios.

Inauguración, en el foyer del Teatro Zorrilla, de la exposición “Música en vena”, de la que es comisario Antonio Piedra, director de la Fundación Jorge Guillén.

Sesión de tarde:

Concierto homenaje en el Teatro Zorrilla, coordinado por Luis Delgado, en el que actuarán Marina Rossell, Amancio Prada, José Luis Temes, Diego Fernández Magdaleno, La Musgaña y Cuco Pérez, Fratelli Mancuso, Germán Díaz, los Hermanos Marugán, Kepa Junquera y Carlos Núñez.

Yevgueni Zamiatin

Yevgueni Zamiatin
LOS FUEGOS DE SANTO DOMINGO
Trad. Rafael Torres Pabón
Contemporáneos Berenice

William Gerhardie



William Gerhardie
Los políglotas
Traducción de Martín Schifino
Editorial Impedimenta

Gerhardie fue aclamado en su época por autores como Graham Greene, H. G. Wells o Evelyn Waugh, quien lo consideraba un auténtico genio.
Los políglotas, considerada una de las obras maestras subterráneas de la literatura inglesa y, para William Boyd, la novela más influyente del siglo XX en ese idioma, narra la historia de una excéntrica familia belga afincada en el Lejano Oriente durante los turbulentos años que siguieron a la Gran Guerra. Exiliados, empobrecidos tras el estallido de la Revolución Rusa, reciben la visita de un engreído primo inglés, el capitán Georges Hamlet Alexander Diabologh, que aparece en sus vidas durante una misión militar y se convierte en testigo de sus infortunios. La historia está plagada de personajes de una rareza arrolladora: maniacos depresivos, obsesivos e hipocondriacos. A medio camino entre Ada y el ardor, de Vladimir Nabokov y Trampa 22, de Joseph Heller, Los políglotasretrata un mundo delirante y convulso, donde lo irracional aflora en los momentos menos pensados y la herencia de Babel amplifica el sonido inconfundible de lo humano.

© Editorial

José María Millares Sall





José María Millares Sall
Premio Nacional de Poesía 2010
CUADERNOS 2000-2009




“La llave blanca abre / la sombra abre la hoja del sueño / abre el color la llave / del silencio el vuelo sin que el aire se pare / la llave que habla a solas cuando / nos mira y cuenta hasta dónde llega el árbol / que arriba en la torre se para y a ser pájaro nos lleva / la llave de este cuarto que nos cubre de ojos / y nidos la palabra y de nubes la escalera hasta tocar / con las manos / el vacío de la creación”. Leer al poeta es escucharlo en voz baja; sus páginas son visiones de su afán diario en su banco de trabajo: su estudio, su mesa, su mirar el abismo del folio en blanco y precipitarse hasta el fondo. De José María Millares Sall (Las Palmas, Canarias, 1921-2009) dicen los previos de su último libro que hace sus primeras entregas poéticas en 1946. En 1947 funda la colección Planas de Poesía, que estrena en 1949 con Liverpool, obra reeditada en 2008, aunque suspendida en 1951 por orden gubernativa. En 2000 “inicia un nuevo rumbo en su escritura marcado por un extremado rigor expresivo y una honda reflexión existencial”. Dice el poeta que los poemas: “y en este caso los que ahora expongo […] no son lectura para todos sino para quienes leen pensando que lo que leen es, sencillamente, poesía, no versos […] Recuerdo que, con veintisiete años, rompí con el verso. Lo he hecho, posteriormente, en otros libros míos […] y nadie se escandalizó; pero en aquel 1948 casi pierdo, por ese motivo, a los amigos de mi generación […] alguno hubo que escribió un artículo reprochándome semejante osadía: ‘utiliza el mal llamado verso libre; prosa con abundantes sangrías, que desdeña la rima, la acentuación y el ritmo’. […] Actualmente sí que suprimo la medida del verso, su estructura, su rima, sus acentos, sus convencionalismos. Pero no su ritmo […] Prescindo también de la puntuación, lo que no es nada nuevo; en ocasiones, sustantivo el verbo o. al revés, hago del sustantivo un verbo (‘se altura la palabra’, ‘se alcoba el silencio’) […]
Comencé a llevar a la práctica lo que ahora escribo, siendo la primera experiencia una obra que titulé Nanas para una poética, escritura anárquica que, a veces sin buscarlo, hace uso de lo esperpéntico, de lo onírico, del surrealismo, si bien mi poesía es básicamente existencial”. Añade en un poema como parte del discurso: “Vacía / navega la ola / y sobre su voz la botella / y la mar marinera / náufraga oscura de la luz balanceando / cristal aventurero / mensaje a la deriva que igual es vacío / lo que encierra donde sólo cabe / misterio de una memoria / hacia otra orilla que toca tierra / con otra lengua diferente a la del espejo / de esta playa vacía / que de ojos se llena”.
José María Millares escribe directamente en poesía, la llame así o no. He aquí un párrafo de su texto Del taller del poeta, que ilustra lo dicho: “…signos que se derraman sobre la mesa de la escritura. En el aire flota una nube, líquidas burbujas, palabras que estallan e invaden la soledad del vacío. La palabra nace y se teje en la urdimbre de la telaraña del idioma. Lenguaje sólo del sonido. Sugerencia viva donde nace el envoltorio de un dolor que sin sentirlo se adueña del interior que habita. El sonido no explica, acude a nosotros a través de los sentidos, poros de partículas sensoriales. Sólo habla sugestivamente de aquello que lo envuelve. Nos encontramos ante la respiración de la palabra”.
Millares Sall ha publicado, entre otros títulos, Ronda de luces (1950), Ritmos alucinantes (1973), Los espacios soñados (1989), En las manos del aire (1989), Azotea marina (1995), Pájaros sin playa (1999), Cuartos (2007), Celdas (2007), o Esa luz que nos quema (2009), fecha final en la que también obtiene el Premio Canarias de Literatura quien nos dejó poemas como este: “Despacio / camino somos del silencio / hacia la nada cuando alerta está el ojo / cuando más se acerca / la hora del tiempo a la hora de este lento final / que nos embiste y empuja / hasta caer sobre la arena para jugar / a ser orilla que se pierde / en el mar cuando ya tú te has ido / porque nunca he querido que estuvieras / sentada / sobre esa luz / que nos ignora”.
Cierra el poeta: “Celdas será el título genérico de cientos de cuadernos que llevo escribiendo […] sin premeditación alguna: una escritura directa cuyo desarrollo se busca haciéndose y se hace mientras se busca”.





KRAK
Calambur. Madrid 2011



Sigo los previos de este libro, que reúne “los textos más atrevidos y los de mayor fuerza poética” del tiempo último de José María Millares Sall (1921—2009). Son poemas que quedaron “ahí” tras su muerte, pero dispuestos por él para su publicación un día –hoy, por ejemplo— en una “juiciosa unidad”. Cabe que el lector se pregunte “quién o qué es Krak”. Para el que esto escribe es una energía, un espíritu, un poder generador, una criatura tallada en el poeta, suya hasta el tuétano, él mismo hasta los confines de lo sensible, “que deambula por su vida y por su obra” y que confiesa haber visto “hacia un otoño…”, en esa introspección continua que ha necesitado para levantar su escritura desde la sima del silencio, ente con el que ha “mantenido una rara relación de amor—odio” cuya crónica posible podría estar –está, ¿cómo no?— en los poemas. Ese poder creador no lo visita: está en él y con él; es parte de él, es él, un él íntimo que se expresa; es aliento, latido, pulso, fuerza que “acomete —con brutalidad burlona— al ya frágil debilitado escritor” al que hace “cumplir un descarado y descarnado ajuste de cuentes consigo mismo y con la poesía” que detecta en torno suyo. Un atrevimiento que conmueve. Un encararse consigo de modo inmisericorde.
De todo este material inasible majado en la marmita del alma brota el milagro, hondo y profundo a un tiempo, recio hasta herir, de su poesía.

© Manuel Garrido Palacios


(Poema 17. Página 49)

Caminas pero ignoras
cuándo se te hinchan los pies
y sobre las piedras se te clavan los años
y la madurez
de la carne que no grita pero hiere
a quien la anda
y son las manos las que alivian
las estrías dolorosas que se abren y es la voz
lejana de la aldea y el humo
que se pierde quien nos dice que no es el hambre
quien más sufre que es el peso de los huesos
que se doblan
por los años y el silencio y la voz
del abandono de aquel que ya no existe
y la soledad que también
hiere a los que fueron porque nada queda
de los que anduvieron
porque Krak nunca perdona
como los años que se burlan de lo que hicieron
y ya no puedes ni doblar
esa esquina porque ya dejó de serlo
y es ahora el abandono la continuación
de aquella vida que de niño iniciaste y con otros
hicisteis vuestra
para luego ir dejándola a trozos
esa misma matraquilla que Krak quiso
hacernos creer
tan vil
y grotesca.

© José María Millares Sall

Revista de Folklore 391 · Parpalacio 77




Revista de Folklore nº 391
Director: Joaquín Díaz
Urueña. Valladolid



Sumario:

Editorial
Joaquín Díaz

Supersticiones extremeñas
José Luis Rodríguez Plasencia

Los ramos de Pobladura de la Sierra
José Luis Díez

El ocaso de las salinas de interior en la provincia de Guadalajara
José Ramón López de los Mozos Jiménez

El Gran Teatro Regional: un teatro portátil en Cebreros, en 1973
Jean-François Botrel

Enlace (PDF): Revista de Folklore número 391.





Parpalacio nº 77




La antigüedad clásica estuvo siempre preocupada por la relación del individuo con su entorno. Es más, trató, por medio de la filosofía, de encontrar en el cielo, o sea en el espacio ocupado por los dioses, un reflejo de las leyes naturales que regían en la tierra. Para ello hizo uso de la observación, permitiendo al ser humano percibir y asimilar los elementos de su entorno usando los sentidos... Leer + ...

Alan Sillitoe

Alan Sillitoe
La vida sin armadura
Trad. Antonio Lastra
Editorial Impedimenta

Una de las autobiografías más sinceras e impactantes escritas por un novelista en el siglo XX. Un retrato del artista obrero en la durísima Inglaterra industrial. (Edit.)

Esta autobiografía de Sillitoe es más impresionante aún si cabe si pensamos que está narrada en un tono de una sencillez casi bíblica. (Observer)

Retrato de SeisdedoS



Documental sobre el pintor onubense Juan Manuel Seisdedos. Un recorrido a través de los conceptos básicos de su estilo creativo glosado por el propio artista y por miembros de su entorno. Filmado en su estudio de Trigueros y en otras localizaciones de Huelva, con abundante material gráfico del archivo personal de la familia Seisdedos. Banda sonora original compuesta por David Garrido. 
(Golden Harp Project 2011)
https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=453556084819169&id=432632323578212

Museo de Huelva




Virgen de Majestad
Anónimo castellano
Siglo XIII
Madera policromada
Museo de Huelva