ALOSNO, PALABRA CANTADA

ALOSNO, PALABRA CANTADA
(El año poético en un pueblo andaluz)
Manuel Garrido Palacios
Prólogo de Julio Caro Baroja
1ª edición: 1992 · 2ª edición: 2008
Editorial Fondo de Cultura Económica
Madrid · México

Este es un libro en el que la Poesía ocupa el mayor lugar. Por eso puede parecer extraño que su autor, Manuel Garrido Palacios, haya pedído que lo prologara persona sin ninguna capacidad activa en este orden. Hay, sin embargo, una razón lejana y oculta para que así sea. El que escribe estas líneas lo hace treinta y nueve años después de haber pasado unos dias inolvidables en El Alosno y en otros núcleos de población de esa tierra de Huelva, tan llena en conjunto de verbo poético. Durante ellos asistió a fiestas primaverales como la de la Cruz, a romerías campestres y tomó gran cantidad de notas, dibujando todo lo que pudo. Gran parte de éste trabajo ha quedado años y años durmiendo en carpetas y esperando la coyuntura de poderlo completar y perfeccionar. La coyuntura, como tantas veces en la vida humana, no llegó jamás. Sí ha llegado, en cambio, la ocasión de comprobar que ciertas impresiones e intuiciones formadas durante aquellos dias lejanos, tenían un fundamento muy sólido.
Andalucía es enorme; es tambien variadísima de Este a Oeste y de Norte a Sur. Sus bellezas son variadas en consecuencia. Lo que los ojos captan de modo rápido, los oídos lo van cogiendo mas lentamente y es de belleza mas sutil y dificil, porque es música y palabra y ante la palabra hay que realizar un esfuerzo, sobretodo si no se es del pais, para sobrecomprenderla y alcanzar su belleza. Andalucía es tambien tierra de poetas y de poetas no siempre fáciles. Es por último increible la cantidad de juegos de todas clases que el pueblo andaluz realiza con las palabras, a las que les da, en sí, un valor objetivo podriamos decir. En esto se sitúa en el polo opuesto a aquel en que se coloca el viejo Demócrito al afirmar que las palabras no son mas que sombras de los actos; pero hay que aceptar tambien que en cada parte y aún en cada lugar de Andalucía las palabras, el verbo en suma, tienen expresiones muy variadas y matizadas como es variada la fonética de la lengua. En relación con ésto, algo de lo que primero me llamó la atención en tierras onubenses fué, precisamente, el sonido al hablar, que me pareció muy armonioso, así como la música de las canciones y de los bailes que allí se conservaban de modo diferente a como ocurría en otras partes, que acababa de recorrer: las Alpujarras, la sierra de Cádiz, la campiña de Córdoba. Pude comprobar, por ejemplo, que canciones que me cantaba de niño mi abuela, aprendidas cuando recién casada, allá hacia 1868, vivió en las Minas de Rio Tinto, seguían cantándose de la misma manera que ella las cantaba: en El Cerro, en la Puebla de Guzmán y en el pueblo que es objeto de este hermoso libro: Alosno. Su título anuncia con exactitud lo que contiene: 'Alosno, palabra cantada'. Podría subtitularse: 'El Año poético en un pueblo andaluz'. El Año con sus ciclos de trabajo y sus fiestas, es parecido en muchas partes de la Europa católica, porque a lo largo de el corren Navidades y Carnavales, Cuaresmas, fiestas de Mayo y San Juan, fiestas de verano y otoño... tiene rasgos semejantes en líneas generales en Andalucía y aún lejos de Andalucía.
¿Pero qué pueblo habrá, me pregunto yo ahora , capaz de dar una expresión verbal tan abundante y rica a ese ciclo festivo general?. Alosno canta y expresa sus emociones colectivas de modo que asombra. Manuel Garrido Palacios ha contado con una serie de informantes que le presentó mi amigo Manuel Lisardo Bowie, hijo de Doña Margarita, la cual, el tiempo en que yo andaba por allí, era como la tradición encarnada. Lo sabía todo, podía hablar de todo lo referente al pueblo y en el momento organizaba las fiestas de Mayo, acerca de las que tanto se dice en este libro.
Podría escribirse un denso comentario a lo que en él se recoge, desde un punto de vista técnico, folklórico y etnográfico: pero no es esta la ocasión. Creo que en primer lugar, le quitaría perfume, Poesía en suma. Dejemos, pues, que Alosno cante y oigámosle cantar.

© Julio Caro Baroja