José María de Soto Morón / Paymogo






El último cortejo





Cuando yo expire, con caridad genuina
transportar mi cadáver,
desde Onuba tartesiana y costera
en sentido contrario a la ruta colombina
buscando el noroeste con brújula certera.
Ruta vieja, de caminos angostos
de veredas sin fin en las umbrías
de recuerdos dorados de años mozos
de contrastes de penas y alegrías.
Quiero que crucen el recuerdo
de lo que fui a lo largo de mi vida
aureolado de incienso de tomillos
por los chopos y el puente de la ribera henchida.
Quiero entrar en Alosno por la calle Real
entristecida, al paso del cortejo de lo que fue mi rango
que llevó en sus entrañas el noble y el leal
amor ferviente y recio, al singular fandango.
El eco fuerte y puro del Toronjo me servirá de cántico
el recuerdo del Pinche de solaz y ambrosía
y todo vibrará, copando el ámbito...
con la pureza blanca del arte de Juan Díaz.
De allí, de nuevo, a los caminos duros
a las jaras, tomillos... y a las breñas
que quiero hacer mi posa de extramuros
suplicando, a los pies de la Virgen de la Peña.
Y al final, que mi alma desde el Cielo
vea reposar mis restos, en feliz desahogo
con mis padres y abuelos...
en mi pueblo natal: ¡mi querido Paymogo!

© José María de Soto Morón
© Foto: Marcos Laera