José Luis Rodríguez / Esencia y tiempo





José Luis Rodríguez
Estreno en Temple Israel, Miami



 El guitarrista y compositor José Luís Rodríguez (Huelva, España) presenta en la ciudad norteamericana de Miami un nuevo espectáculo titulado “De la Esencia y el Tiempo”. El concierto está comisionado por Nex@19th y tendrá la colaboración y co-dirección de la cantante sefardí Susana Behar y la bailarina y coreógrafa Niurca Márquez. La apuesta principal es la reinterpretación de las músicas sefardí y popular andaluza llenándolas de nuevas sonoridades llevándolas a un espacio actual y, en ciertos momentos, experimental. La danza jugará un papel importante, como elemento desestructurador de las formas tradicionales. Se ha puesto música al poema del S. XIII “El bordado de la Tierra” (Salomón Ibn Gabriol) escrito en la España Medieval, que será cantado en hebreo. En el concierto participaran el ecuatoriano Rómulo Bernal (percusión), el iraní Reza Filsoofi (sitar y percusión) y la contrabajista cubana Ariadna Barbe-Villa, siendo los arreglos del pianista y compositor valenciano Alex CondSegún José Luís Rodríguez,  “De la Esencia y el Tiempo” no es un concierto de fusión, ni pretende serlo, sino un encuentro de personalidades en busca de una esencia que se mueve en tiempo presente. Tras el éxito de público y crítica de su concierto “Espacios Íntimos”, el guitarrista trabaja también en la presentación de su disco Flamenco Abstractions, en el que muestra su lado más experimental junto al músico electrónico David Font. Desde su llegada a Estados Unidos, José Luís Rodríguez ha recibido el respaldo de la prensa y el público de las artes, que destacan no sólo su virtuosismo como concertista, sino su talento como compositor.

E/M

Doñana, diversidad y ciencia

Doñana, diversidad y ciencia
Páginas 35-37 . CSIC . Madrid 
Coordinador: Héctor Garrido

Doñana tiene el perfil de la casa donde habitaron los dioses y, a su semejanza, su rasgo es la indiferencia. Pase lo que pase dentro, allí pasa y queda. Si el lince muerde la garganta del gamo y lo abate, no es tragedia, sino una secuencia más de la vida que late en sus límites, parón de un pulso, supervivencia de una especie y no por fuerza desaparición de otra. Si un aguilucho lagunero se hunde en el brillo de la marisma y mata al pato para alimentarse, no por ello Doñana es cruel o dulce, triste o alegre; ella permanece impasible porque las reglas del principio de todos los principios han de cumplirse; algo superior a todo y a todos ya previó en la raya de los tiempos que nacieran una rapaz y cien anátidas, un lince y ciento un cérvidos. No porque un meloncillo le rompa el cráneo a una serpiente se frena el ritmo de la vida. Todo lo vivo que roza Doñana tiene asumido que ella es un escenario para vivir no en función de esto o de lo otro, sino por la vida misma, vivir, sencillamente, nada más que vivir, y que el final del ciclo puede llegar en cualquier instante como parte de esa vida que se vive. Doñana marca carácter en los animales que guarda y en el ser humano que la toca, la cruza, la siente, sea un cuidador, un vigilante, un pajarero, un doctorando o quien tiene la fortuna de mirarla. Ella le regala la sensación de que una extraña grandeza le inunda el alma al encontrarse ante el halo misterioso que exhalan la vera, la marisma, los corrales, los lucios, las dunas… Nunca será una impresión plana. Doñana le dirá, sin pronunciar palabra, que ella es lo que es: puro testimonio de todas las Doñanas, y que sólo el espíritu sensible podrá abrir los postigos naturales para admirarla entera, en toda su hermosura. Como es Doñana tuvo que ser lo que nuestra especie perdió un día. Quizás por eso y desde entonces adoptó para los tiempos venideros el aire indiferente de los dioses que la habitaban: no fue más que dar un paso atrás ante la ambición desmedida que vio en el ser humano que la tomaba prestada. Ese es su carácter. La palabra sexo nos lleva al estambre, al pistilo, al celo, al cu-cú del cuco invitando a la cuca a cuquear en el rito nupcial, al águila ofreciendo pieza fresca a la pareja pretendida, al abejaruco tallando su lecho de arena, al afán de cualquier especie –hasta la humana– para seguir en el mundo como tal. En los gorriones el contacto supremo es cuestión de un leve choque en vuelo; el lince se tensa al llegar los fríos para acelerar los latidos de la hembra; los ciervos atronan el horizonte en la berrea que precede al gran encuentro. Sexo, gozo, vitalidad en un marco único. Doñana desea la bondad que le cae del cielo porque día y noche está en trance para que se cumpla en su seno el misterio ante el que los primitivos estrenaron estupor: el matrimonio sagrado. Una mies traída por el viento penetrará su piel terrosa buscándole los centros, y puede que sólo necesite un lagrimón de las nubes para alcanzar su fin. Y es que lo mismo que dentro de un amuleto está la prehistoria, una semilla contiene todos los orígenes.


© Manuel Garrido Palacios.

Jorge Rodríguez Padrón







OYENDO LO QUE ALGUNOS DICEN
(Debates con la poesía española)
Jorge Rodríguez Padrón
Ed. Calambur




“Se solicita mi palabra crítica. Quiero darla. Con todas sus consecuencias; es mi compromiso y mi responsabilidad, y sin esperar nada a cambio”. Así inicia la última parte de su hermoso libro: “Oyendo lo que algunos dicen públicamente” (Calambur/Ensayo. Madrid) Jorge Rodríguez Padrón (Las Palmas, 1943). Doctor en Fitología Románica. Catedrático de Literatura. Periodista, Profesor en la UCM, en la ULPGC (Canarias) y en Bringham Young University (Utah. EE ÜU), publicó hace décadas un poemario: “Geografía e Historia” (Mafasca, Las Palmas), decantándose desde entonces hacia el ángulo de la crítica literaria como una reflexión permanente, con especial atención a la poesía escrita en lengua española a ambos lados del Atlántico. Trabajos suyos vieron la luz en la prensa diaria y en las revistas literarias de aquí y de allá, publicando desde 1967 hasta la fecha numerosos estudios como “Domingo Rivero. poeta del cuerpo” “Octavio Paz” “Antología de poesía hispanoamericana 1915-1980” “Una aproximación a la nueva narrativa en Canarias” “Del ocio sagrado. Algunos poetas hispanoamericanos” “Lectura de la poesía canaria contemporánea” “El pájaro parado. Leyendo a E. A. Westphalen” “Primer ensayo para un diccionario de la literatura en Canarias” “La palabra dada” “El sueño proliferante” “Salvando las distancias” “Conversación en dos días de otoño” “Liverpool y otras cosas” “El barco de la luna. Clave femenina de la poesía hispanoamericana” “El discurso del cinismo” “La memoria y sus signos” “Dietario del margen”, etc. Con este nutrido equipaje de ideas, de palabras, de análisis, recoge en “Oyendo lo que algunos dicen públicamente” textos en los que se debaten “las limitaciones y carencias que han impedido el desarrollo en libertad de la poesía española” de unos años a esta parte. Una poesía que “no ha hecho más que repetir lo sabido porque teme correr el riesgo de dar la palabra, y de darse en ella con todas sus consecuencias. Ya así ha sido desde el inicio de la modernidad, parapetada tras un conservadurismo mimético, una pequeñez provinciana, y ajena a toda voz que, aún hablando en su propia lengua, oiga como otra. Poesía investida del prestigio equivocado del éxito, a lo que ha contribuido una crítica incapaz para leer de otra manera; inclinada a la comodidad que ofrece ese lenguaje que el poder considera correcto y conveniente”.
Reúnen estas páginas “lecturas diversas, reflexiones acerca de cuanto algunos poetas y críticos han declarado rescates de posiciones que pasaron inadvertidas en su momento y reclaman su vigencia, para determinar los síntomas de tal escritura demediada y en muchos casos mediocre”. Una propuesta, en fin, para “pensar en la verdad de esta poesía y no insistir en su reiterativa apariencia, en sus envejecidos criterios de valoración”. El autor inicia su obra con una introducción en la que perfila su imagen reflejada ante los demás: “Paso por ser, según me advierten, el crítico de la diferencia”. La segunda parte es el corpus donde aborda temas vistos por un crítico tallado, que mide su decir con la elegancia de un poeta; reflexiones que se nutren de las voces que analizan la obra ajena: “Leo a quienes siguen preguntándose por el estado actual de la poesía española casi con más interés que a los poetas mismos”. En esta recopilación de textos suyos, datados, habla sobre “La que hemos convenido en llamar poesía de la experiencia” “Víctor Pozanco” “El viaje de las antologías” “Pedro Perdomo” “La obra de José A. Valente” “Dalí, Buñuel, Lorca, Moreno Villa…” etc. La obra del Profesor Rodríguez Padrón parece responder en su conjunto a la revisión constante que T.S. Elliot propone en su libro “Criticar al crítico” y al breve texto que adopta como lema, escrito en su día por Erasmo de Rotterdam “Sólo pido que alguien quiera entender lo que he escrito, alguien honesto y abierto, que esté dispuesto a comprender sin prejuicios que les lleven a una falsa interpretación. Pero si tuviera que contar primero a los que carecen de capacidad y juicio, a los que nunca han estado en contacto con las bellas letras, infectados como están más bien de una doctrina limitada y confusa, y, finalmente, a los que son hostiles a cualquiera que sabe lo que ellos no saben, dispuestos como están a desfigurar todo lo que llega a su conocimiento, sólo entonces se podría estar seguro de escapar a la calumnia no escribiendo nada”.

© Manuel Garrido Palacios

Nobel Alfonso

Acerca de
Crónicas desde una sociedad
de gente cualquiera
de Nobel Alfonso 

Conocí a Nobel Alfonso hará ahora un año y pico, con motivo de la presentación en Nueva York del libro del político dominicano Víctor Bisonó, Las bases de la nación. Fuente de virtudes ciudadanas. Mis comentarios –para el que tenga interés en leerlos aparecen en el último número del Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. En aquella ocasión, Nobel fungía de maestro de ceremonias. A partir de ese día, nos hicimos amigos. Nuestras afinidades electivas no nos han traicionado. Hemos mantenido correspondencia y nos hemos visto un par de veces en sus visitas a Nueva York. Sabía de sus dotes de gran comunicador y de su incansable labor promotora de actos culturales y cívicos. Ahora sé que, además, es escritor. Y escritor singular, con una visión del mundo originalísima, como podrán constatar quienes lean el libro que hoy presentamos.
Vayamos por partes. En primer lugar, el título: Crónicas de una sociedad de gente cualquiera. Se trata, en efecto, de crónicas, voquible que, según el Diccionario de la Real Academia Española (y perdóneseme el prurito etimologista) proviene del latín chronĭca, y este del griego χρονικά [βιβλία], [libros]. En las crónicas se refieren los sucesos por orden del tiempo. Es decir, el cronista se sitúa a muy poca distancia de los sucesos narrados, inmiscuyéndose, cuando se tercia, en el mismo relato, pero sin que su velada presencia enturbie u opaque la relación de los hechos. La preposición “desde” es en sí significativa, porque el narrador no se coloca ni debajo de sus personajes ni por encima de ellos, sino que lo sentimos como testigo, como espectador de las circunstancias que lo rodean. No nos engañemos, esas circunstancias tienen nombre y apellidos: la República Dominicana. Y, de nuevo, el título: “sociedad de gente cualquiera”. En torno a estas dos entidades antagónicas se sustenta el libro: Gentes y Cualquieras, y ambos con mayúsculas iniciales. ¿Quiénes son esas Gentes? ¿Quiénes son esos Cualquieras?
Me he referido hace un momento al carácter cronístico de este libro, pero, la verdad sea dicha, estas crónicas no son ni mucho menos narraciones con afán objetivista, pues la prosa del autor va mucho más allá, alimentándose de variopintos recursos narrativos, productos de sus conocimientos sociológicos, literarios, políticos. El libro de Nobel Alfonso es, en este sentido, de una modernidad asombrosa, pues sus páginas nos acercan ora a la historia, ora a la novela, ora al artículo periodístico, ora al tratado sociológico y hasta filosófico. César, Matilde, Catalina, Víctor, Doña Berenice y tantos otros personajes que desfilan por sus páginas son arquetipos de valores humanos muy concretos. De valores o de falta de valores.
Según la opinión del doctor Manuel Matos Moquete, académico e intelectual dominicano, la obra de Nobel Alfonso se enmarca en el plano de la crítica social. “Su gran aporte –nos dice es que por primera vez en nuestro país alguien se plantea denunciar, aun sea en forma novelada, la mediocridad rampante que se ha adueñado de los espacios de la sociedad y de la cultura”. No se puede decir mejor. En efecto, no se trata de disquisiciones o elucubraciones vagas, sino de algo muy concreto: la ética, la moral de la sociedad dominicana, que el autor conoce como nadie. En otras palabras, estamos ante una pluma que se enarbola a veces como lanza, a veces como escalpelo, y, siempre, cargada con la tinta de la sátira y la ironía. A este tenor, no sería descabellado entroncar a Nobel Alfonso con Mariano José de Larra, aquel gran escritor y periodista, hijo de la Ilustración, que fustigó las costumbres (las malas costumbres) de la España decimonónica, una España empantanada por la desidia, la holgazanería y el arribismo político. Como Larra, Nobel Alfonso denuncia, sin ambages, las lacras de su pueblo. Y como a Larra, a Nobel Alfonso le duele su país, le duele su gente. Y si nos retrotraemos en el tiempo, nos toparemos con otra figura de la que Nobel Alfonso pudiera considerarse heredero: don Francisco de Quevedo. Como el autor de Los Sueños, Nobel no deja títere con cabeza. ¿Contra quién o quienes arremete el autor?
Señalé hace un momento el carácter filosófico o sociológico de estas crónicas alfonsinas. Su antecesor inmediato habría que buscarlo en un libro revolucionario, en un libro que aun hoy es indispensable para aquilatar la tesitura moral de nuestro tiempo: La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset, aparecido en Madrid en 1930. Ortega habla de hombres-masa y de hombres selectos. Pues bien, Nobel Alfonso se hace eco del pensamiento orteguiano: la sociedad actual y, claro está, no solo la dominicana, está dominada por la masa: son los Cualquieras del libro que nos ocupa. ¿Cómo son estos Cualquieras?
Los cualquieras, como las masas de Ortega, son personas que no se valoran a sí mismas, que se sienten “como todo el mundo”, y, sin embargo, no se angustian, se sienten a salvo al saberse hechos de la misma pasta que los demás. Y las gentes, como las minorías orteguianas, son aquellos que se exigen más que los demás, aunque no logren cumplir en su persona esas exigencias superiores. Ahora bien, debo matizar, a sabiendas de que piso un terreno bastante resbaladizo. Creo que entre las gentes también existen los cualquieras. Y entiendo por gentes, en este caso, las clases con posibilidades económicas, no sé si bienpensantes, pero sí bienpudientes, esos oligarcas que, una veces pocas por vías legales y otras las más por zigzagueantes senderos oscuros se hacen con el Poder, con maquiavélicas intenciones de autoprovecho y en perjuicio y detrimento de la res publica. Estas gentes, que deberían ser los modelos para el resto de la población, son el paroxismo de la antisolidaridad, de la ambición desenfrenada, de la plutocracia vergonzosa y del nepotismo descarado, vendidos siempre al mejor postor, arribistas en todo momento y a toda costa.
De aquí, el “descalabro del sector inmobiliario”, la “enmarañada estructura en que actúan los medios y multimedios”, los abusos y el parasitismo de las fuerzas militares esa casta corrupta que debería ser erradicada de una vez por todas, y un largo etcétera de endémicas plagas que asolan a Quisqueya. Cuando un país ve cómo sus mejores cerebros emigran porque en el suelo patrio la recompensa que reciben es irrisoria, es un país abocado al fracaso. Cuando un país no aúna esfuerzos en pro de la educación y la cultura, y se siente satisfecho con los aspectos más superficiales y anodinos de esa educación y de esa cultura, es un país abocado al fracaso. Cuando un país pierde la fe, la confianza, en sus dirigentes, a quienes considera títeres corruptos, es un país abocado al fracaso. Cuando en un país los ciudadanos se saltan a la torera las normas y las leyes vigentes, y se mofan descaradamente del estado de derecho, ese país está abocado al fracaso. Solo un examen riguroso de conciencia puede ayudarlo a salir del caos. Solo el advenimiento de la Justicia, de la verdadera Justicia, puede salvar a un país de su destrucción, de su desmembramiento. Hablo de Justicia, y no lo hago pensando en tribunales o códigos. Pienso en esa máxima de la Revolución Francesa, que, a pesar de sus tergiversaciones a lo largo de los siglos, sigue hoy teniendo validez: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Tres palabras que resumen todo un proyecto de vida y de esperanza. Libertad física, psicológica, metafísica, que no es lo mismo que libertinaje. Libertad para que cada ciudadano y ciudadana pueda seguir, sin intromisiones ni cortapisas del Estado, el rumbo de su vida y de su destino.
Gracias, amigo Nobel, por este libro que, fiel a la máxima ilustrada del siglo XVIII, enseña, y enseña deleitando. Enhorabuena.

© Gerardo Piña-Rosales. Director de la ANLE Nueva York. Correspondiente de la RAE. GLOSAS, Vol. 7, nº 10, 2012.

Revista de Folklore nº 365








Revista de Folklore nº 365
Urueña



Sumario:

Editorial
Joaquín Díaz, Director

Entre la leyenda local de Madrid y el cuento maravilloso: La bota de piel de caballo y La silla de piel de piojo
José Manuel Pedrosa

De huevos y de gallinas en el corral madrileño
José Manuel Fraile Gil

La Virgen de la Paloma: Historia y tradición
Paloma Palacios

Apariciones marianas en Extremadura (y IV)
José Luis Rodríguez Plasencia

www.funjdiaz.net

Fidel Villar Ribot





EL SUEÑO DE UNA SOMBRA
Fidel Villar Ribot
Isla Varia Ed. Salobreña
Universidad de Granada
Portada: Juan Vida




Villar Ribot. Crítico. Director del Aula de Poesía (Universidad de Granada) Traductor portugués-español de obras de Andrade, Saramago, Pessanha, Espanca, Pessoa o Torga, entre otros. Antólogo de Cien del Sur sobre la Épica (1975, con Antonio Enrique), Ámbito del Paraíso (1978), de Elena Martín Vivaldi (Primeros poemas o Los árboles presento, 1977), Liturgia del deseo (1987) o Poesía del Barroco (1990). Editor de textos como Diótima de Mantinea de María Zambrano (1983), Nuestro libro de cada día de José Saramago (2001), Un caso entre mil de Nicolás Salmerón (2007) y Polisón de nardos de Federico García Lorca (2011). Autor de espectáculos para el Ballet Teatro Español de Rafael Aguilar (adap. de Yerma, de Lorca o Carmen, de Bizet. Sus poemarios son: Los signos del mar (1975), El corazón cautivo (1980) o Memoria del deseo (1989). Ha publicado dos plaquetes como Suite del Tuna (1984), Dulce pasión (1987) y figuras para un cuerpo (1985). En prosa, El cuchillo maestro (1998), A la luz de las sombras (2000), Culografia (2002) y Cuaderno del cauchil (2003). El sueño de una sombra abre la trilogía titulada El humo de los labios que se completa con Venado amante y Desolación del territorio. Está editado por Isla Varia Ed. (Salobreña) en colaboración con Editorial Universidad de Granada.


DESVELO CON VEHEMENCIA (pág. 17)

Apenas llego donde me concedes,
tan lentamente como cae la noche,
a sentirte sin ruido
sobre la adversa imagen del espejo
y amante de un otoño ya sucumbes
al aire que ciernes lívido al rostro.
Será lejana el alba de un presagio
que adolescente escondiste en la boca
para darme tu eco y olvidar mi nombre.
Como la criatura que en ti adivino,
dueño de una angustia que te socava
inclemente el aliento,
albergo entre las luces repentinas
la sombra que ya ni arde ni se apaga.
Mas el destino en su cita insiste
con la pulpa madura de los años
porque es doliente morir en la ruina
tras haber conocido la derrota.

© Fidel Villar

Mariano de Andrés Gutiérrez

Diccionario fonético descriptivo
de la Lengua Española

Mariano de Andrés Gutiérrez
Fundación Universitaria Española
Madrid 2007


“Al margen de las vanantes que registra la lengua española y de la riqueza cultural que representan en nuestro panorama lingüístico, la sólida herencia patrimonial latina, el acervo cultural acumulado durante siglos en obras literarias y la deuda etimológica contraída con la lengua latina, han propiciado una norma, entre otros niveles, en el fonético. A partir de este grado de corrección, todas las variantes -dialectales, diastráticas- son posibles, puesto que remiten a un modelo común que asegura la intercomprensión y afirma sólidamente los cimientos de nuestra lengua. La norma es garantía de continuidad. Pero esto no debe entenderse como un impedimento para la evolución de una lengua sino como una referencia delimitadora de sus márgenes de dispersión. Así debería interpretarse un diccionario de la lengua que registrase sus sonidos.
Este Diccionario fonético 
descriptivo de la Lengua española se ha llevado a cabo seleccionando las voces del Diccionario de la Lengua española de la Real Academia de la Lengua, DRAE, y atendiendo a criterios fonéticos propios de un uso preocupado por la corrección articulatoria, sin ignorar no obstante, que las lenguas evolucionan mediante la dinámica del habla. De aquí, que no tenga ni voluntad discriminatoria ni pretensiones definitivas: su mejor cualidad reside en su estructura abierta a posibles evoluciones fonéticas, aspirando tan sólo a ser un punto de referencia revisable...”

(De la Introducción)

ANLE / Frank Gómez



Academia Norteamericana de la Lengua Española

Frank D. Gómez
Director de desarrollo y gestión económica


NUEVA YORK. La ANLE nombra a Frank Gómez, miembro correspondiente, como Director de Desarrollo y Gestión Económica. Diplomático con extensa hoja de servicios y profesor de traducción de español y francés de la Universidad de Nueva York (NYU), en la actualidad es ejecutivo de Educational Testing Service, en Princeton, Nueva Jersey. Conforme a las funciones asignadas por el director de la ANLE, Gerardo Piña-Rosales, se encargará de identificar y establecer relaciones con posibles fuentes de financiamiento para la corporación, trazar las estrategias y campañas para la recaudación de fondos y colaborar con el tesorero en gestiones pertinentes al financiamiento de la ANLE. Será asimismo el encargado de fomentar y organizar la Fundación Pro ANLE (FANLE), cuya constitución se hará pública durante el cuarto trimestre de 2012. Según las necesidades de su labor, el Director de Desarrollo tiene la facultad de organizar y presidir una comisión ad hoc a estos efectos, siempre que la naturaleza de su gestión lo requiera. Oriundo de Dakota del Sur, Estados Unidos, ha obtenido numerosos méritos y reconocimientos a lo largo de su carrera profesional, entre los que se destaca la Orden de Gran Oficial del gobierno colombiano por su labor como presidente de la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUPAD). Como activista hispano fue miembro del comité fundador de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos (NAHJ, siglas en inglés), cofundador de la Asociación Nacional del Publicaciones Hispanas y fundador de la Coalición Nacional de Liderazgo Hispano (National Hispanic Leadership Agenda). Es autor de numerosos artículos publicados en medios nacionales, tanto en español como en inglés, sobre el idioma español y el análisis de la realidad hispana en los Estados Unidos. 

© ANLE

Carmen Herrera

ONIRIA
Carmen Herrera 
Editorial Crecida

“En la memoria sólo quedan retazos, fragmentos de emociones, pero al despertar el sentimiento de lo vivido es de continuidad lógica en el tiempo y en el espacio, como un relato o una historia paralela a la vida real, o tal vez lo soñado es la vida real y la historia paralela, la ficción, el espejismo, es el hecho de escribir esto ahora”.

© Carmen Herrera

Héctor Garrido / Museo Nacional Ciencias Naturales

Héctor Garrido
DE ESA AGUA NO HEMOS DE BEBER
Exposición fotográfica
Museo de Ciencias Naturales  Madrid
Preparando el milagro
de caminar sobre el agua
y el resto de los sueños
de las dolencias del alma,

vino a rajar la noche

un emisario del alba.

(Silvio Rodríguez)

AGUA, de Héctor Garrido, nos convida a deleitar nuestros ojos con un caudal de abundantes y sugerentes fotografías del potencial pictórico del agua. Nada más cierto que el razonamiento de Oscar Wilde, cuando apuntaba: "la Naturaleza imita al arte" con respecto a las posibilidades creadoras del agua. El agua es un heterogéneo baluarte para la creación que transmuta todo cuanto toca. El agua es incolora, pero su paleta contiene todos los colores del arco iris. Con sus juegos refractivos multiplica la seducción del universo. Con sus ondulaciones y destellos se deduce en una suerte arte cinético, de arte abstracto, de escritura. Una mera secuencia de agua que emerge de una fuente produce diversísimas imágenes para un ojo vigilante. Si una fotografía congela ese u otro movimiento, el resultado puede ser una obra de arte, que en cada frecuencia sería distinta. Y es que el agua es mística e inconmensurable como el dios griego Proteo, se transfigura constantemente en otros seres y formas. Escritores y poetas, también han recreado la lírica del agua; pero a propósito de esta exposición siento que Jorge Luís Borges, no erró su apuesta poética al decir:

Vi las aguas de la Tierra.
Vi los mares, lagos, fuentes y ríos que salpican de vida
y belleza los paisajes de este mundo.
Y miré a través de esas aguas,
y vi que en su seno se escondía otro mundo paralelo a éste,
poblado de figuras mutantes y evanescentes como las que transitan por los escenarios
de nuestros sueños.
Era un laberinto de oro y plata, de brillos irisados,
en perpetuo movimiento.
Y en sus turbulentas galerías,
inundadas por las lágrimas de Ariadna,
me pareció entrever la figura de Teseo
y sentí la presencia del temible Minotauro.
Y descubrí que esas aguas se carteaban con las Musas
y que, con su paleta de reverberantes colores,
recreaban el arte de la pintura.


Muchos hemos creído ver en el agua acentuadas similitudes con algunas obras de arte, o mejor dicho, con algunos estilos pictóricos. Por supuesto no con todos los estilos, porque algunos, como el realismo o el hiperrealismo, o efectos como el escorzo, persiguen más el efecto de la fotografía. En otro sentido, las probabilidades técnicas que brinda la cámara fotográfica digital consienten aproximarse, o remedar, algunas técnicas de la pintura y este referente coquetea con la expresión de Garrido, incluso sin proponérselo. El fotógrafo entona en la luz y el color y plasma fragmentos de sus sueños, desvelos y preocupaciones ecológicas y por ello elige el agua: lo más parecido a la materia que, fuera de uno mismo, conforma el mundo onírico. No queda solo ahí, es el camino de entrada, hacia una conciencia de una perspectiva medioambientalista que se pretende más profunda, menos incisiva a nuestros recursos naturales. Otro recurso utilizado por Héctor Garrido es la ubiquidad conográfica; elemento que refuerza la universal del discurso fotográfico. No podemos acertar de qué lugar se trata, de manera que el mensaje es válido para cualquier latitud.

El agua es incolora: cierto, es cuestión absolutamente admitida y científicamente probada; pero no es menos cierto que es un excelente vehículo de transmisión de la luz, y por consiguiente, del color. Sin dejar de tener en cuenta un instante el factor de oscuridad y sombra. Pero aquí debemos reparar en otro principio substancial: El agua en movimiento altera la percepción retiniana del individuo sobre la realidad creando un efecto de abstracción, que obliga a considerar aspectos no convencionales, y abre un camino a interpretaciones diversas.

Las 20 imágenes que se presentan no muestran más que otras existencias que Garrido se detiene a resaltar y no están manipuladas, que son absolutamente naturales; cabe mencionar aquí que no se ha efectuado modificación sobre ninguna de ellas. Son realidades que están ahí, que fueron captadas en el instante de registro fotográfico, y se nos brindan para el disfrute estético, aún cuando nos están alertando sobre el peligro inminente que se cierne sobre la humanidad por la propia indolencia del hombre. La significación del agua se ha puesto de manifiesto en la actualidad con las políticas ambientales a nivel mundial, como secuela de su participación de los procesos que se desarrollan en los ecosistemas. Cotidianamente el hombre contamina el agua sin advertir que este es un recurso indispensable para la vida de todos los seres vivos del planeta. Cada día arrojamos basura a los ríos, lagos, residuos humanos son depositados en los ríos como también los desechos de muchas fábricas que desembocan en el mar. El hombre ha cambiado el color traslúcido del agua a un indeterminado castaño rojizo. Con sus desechos químicos y derrames de petróleo han muerto cientos de especies y tal vez algunos de ellos se desarrollen en exceso provocando un desequilibrio ecológico. Por eso Héctor Garrido se pregunta y nos cuestiona a todos; ¿Cuándo cesará está barbarie?,



© Lic. Félix A. Hernández
Comisario exposición para Cuba

Penélope Carrasco / Concierto


CONCIERTO PARA TRES NOCHES

Ludwig van Beethoven
Concierto nº 1, Do M, Op. 15 
para piano y orquesta
Penélope Carrasco, pianista
Orquesta Sinfónica Joven del Aljarafe
Director: Pedro Vázquez Marín

Penélope Carrasco cursa sus estudios elementales de música en 2003 en el Conservatorio de Valverde y los termina en el de Huelva. Los de grado medio los hace en el “Cristóbal de Morales” de Sevilla y en el de Sanlúcar la Mayor. El profesorado está en lo mejor de su memoria: Rodrigo, Floristán, Torner, Vázquez. En 2010 abre etapa y amplía su formación en la Royal Academy of Music de Londres con Patsy Toh y en 2011 pasa a ser pianista titular de la Orquesta Joven de Andalucía. Ahora disfruta de una beca de estudios en The Purcell School de Londres bajo la dirección de Tessa Nicholson. Diría que desde su primer concierto a los once años en la Igreja da Misericordia de Tavira, Portugal, hasta estas fechas, no ha perdido el tiempo, que es lo único que tenemos y no tenemos a la vez. Ha tejido su futuro desde que aquel día iniciático en el Algarve tocara algo tan bello y breve de Beethoven como Para Elisa.
A grandes rasgos esto es lo que se ve. Lo demás, lo que por no verlo suena a fácil, es su esfuerzo, su tesón, su perseverancia en lo que ha querido hacer desde el principio: compartir la belleza de la música desde los escenarios con un público cada vez más amplio, capaz ya de llenar una sala de conciertos para sentirla tocar; no verla o escucharla, sino sentirla, porque Penélope transmite lo que lleva dentro, eso que encanta, un enfrentarse a la complejidad de una obra y dominar el cuadro en el que aparece como solista o arropada por la orquesta, ese convencimiento que irradia su presencia ante el piano; en suma, esa entrega: milagro que los que la siguen bendicen.
En aquel primer contacto con el público portugués tocó a Beethoven y en su primer concierto con orquesta programado para tres noches de este verano (Iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor, Teatro Cardenio de Ayamonte y Teatro del Mar de Punta Umbría), vuelve a hacerlo como si su sensibilidad buscara en su obra misterios no revelados. En el caso de Tavira fue lo que Beethoven inició con el oído pegado a la tapa del piano para poder percibir el sonido físico, que era la traducción del espiritual que atesoraba. En el caso de 2012 Penélope ha querido que sea su Concierto nº 1, en Do M, Op. 15, junto a la Orquesta Sinfónica Joven del Aljarafe, dirigida apasionadamente por Pedro Vázquez Marín en un periplo más trazado en su rumbo fijo. Sabe Penélope que habría que inventar un término que ajustara lo que representa la música de Beethoven o Beethoven para la música; o resumirlo en las palabras de Daniel Barenboim: “Beethoven lo es todo para la música, menos una cosa: superficial”.
Este concierto nº 1, escrito entre 1796 y 97, y estrenado por él mismo en Praga en el 98, está dedicado a su alumna, la condesa de Keglevics. Parece ser que, más que el primero, es su tercer intento en el género. En sus movimientos Allegro con brío, Largo y Rondó. Allegro scherzando, pueden advertirse rasgos de estilos que recuerdan a Mozart, su referente y a Haydn, su maestro, aunque Beethoven despliega aquí su trazo firme, su poética, sus quiebros, su bonanza y su tormenta, como fenómeno de la Naturaleza que es. Cada obra es la voz de su alma que se asoma.
El Allegro se inicia con una larga introducción, densa y alada de la orquesta. La pianista espera siguiendo mentalmente el desarrollo de la belleza que se crea y que desembocará en su intervención. Se le nota que tocar a Beethoven es su sueño, dialogar con la orquesta, frasear, modular, sumar la técnica al latido para conseguir momentos sublimes en los que los instrumentos parecen desaparecer, quedar como fondo lejano para que el piano cante el tema principal en un sin fin de variaciones. La preparación del final suena a una gran marea que se acerca, llega y cierra.
El Largo lo abre el piano y es una de esas perlas melódicas y armónicas que nos da Beethoven (recuerda al 2ª tiempo del Emperador). Penélope se luce en su interpretación, se gusta cuando siente en la sala el silencio más profundo para degustarlo a tope. La lejana tonalidad con el primer tiempo ─Do M-La b M─ crea aquí  un contraste delicioso en el que la pianista se crece hasta fundirse en un mundo sonoro sublime junto a la orquesta.
En el tercer movimiento el piano propone el tema principal y la orquesta se hace eco. Es el más corto de los tres, el más potente y enérgico, con un final de apoteosis. Tanto orquesta como la pianista parecen haberlo tocado juntos toda una vida, cuando en realidad se han visto las caras una sola vez, como mandan los cánones profesionales.
Alguien le dijo que no le habían dirigido ningún foco y que su cara se veía en sombra. Ella respondió que “mejor así porque hubiera pasado calor”. Y es que cuanto tiene que decir Penélope Carrasco lo dice ante el piano; por el río del teclado va su corriente expresiva cuya madurez interpretativa talla día a día sin dar opciones a que su arte baje de nivel, convencida de que es el auditorio el que ha de elevarse para alcanzarlo. Penélope posee ese poder de atracción nada más subir al escenario. Y lo ejerce. Su brillante estreno con orquesta da fe de ello.
Hay obras que te hacen permanecer quieto mientras duran. Es una magia, un instante eterno, una convulsión que paraliza. Pasa con los segundos movimientos de los conciertos de Beethoven. Ya iniciado el tema parece que te dicen labios invisibles que atiendas y calles en nombre de la belleza. Es posible que Beethoven habite en nuestro subconsciente y sólo lo sintamos cuando se manifiesta. Por eso tengo el piano abierto a todas horas, sin importarme que el polvo se meta entre las teclas o que el marfil amarillee si le da la luz. El piano no se cierra. Espera porque ¿y si una tarde el que pasa y se para es Beethoven? ¿A quién estorba un sueño en mitad del misterio de la vida? Sin ir más lejos, en los tres conciertos de Penélope Carrasco he sentido su presencia, que parece poco.

© Manuel Garrido Palacios
© Foto: Héctor Garrido

Juan Francisco Blanco








En el primero de los cuentos, que el autor titula Acerca de la vida, ya va la clave del manojo narrativo que nos ofrece en una -¿simple?- pregunta: “¿Y eso?”. El protagonista expresa así su asombro ante “aquella manchita roja en la yema de un huevo”, según le dijeron: “porque el gallo ha montado a la gallina”. Poco pudo añadir a lo largo de los años, siglos o milenios el niño que supo tamaño secreto a voces. Su respuesta fue la de no comer huevos en un mes, hasta que asumió su parte de ignorancia y habitó en la normalidad del misterio de la vida.
En el último de los cuentos del libro, Pantallas imposibles, alguien –él mismo– pregunta: “¿Qué es eso?” como final de un bucle que regresa al principio después de rodar leguas con la cuestión encima, incluso de haber descubierto “una isla virgen que no aparece en ningún mapa”. No le vale el poseer el “portulario más completo del mundo”, ese “mapa de todos los puertos posibles e imposibles”. Bien sabe que de los caminos trazados en ese portulario, ninguno lo llevará a la respuesta, no ya del sentido de la vida, sino de la simple galladura de la yema del huevo. 
Un portulario no es más que un papel en blanco que repite los caminos que se hicieron buscando la misma cosa, intentando explicar lo inexplicable. Estos cuentos componen el cuaderno de bitácora íntimo, las travesías en pos de una respuesta, llámese faro en la niebla o ternura de sor Benedicta, madre vicaria, origen por el que pregunta Fabio, el usurpador en nombre de todo latido humano. ¿Se arriba a éste o a aquél puerto? En Margaritas para Gilda sugiere el autor la respuesta: “Por un momento dudó”. ¿Cuánto dura un momento? ¿cuánto una duda? El poeta Dabrio se acercó a la medida al hablar en sus versos de la “breve eternidad de un instante”, y una duda puede ocupar una toda una vida, las trescientas sesenta y cinco albas de cada ciclo. 
Un libro de cuentos sincero como éste es una relación de secuencias ordenadas a impulsos, sin rellenos; una narración continua con la vida y la muerte de fondo, sin perderse en caminos vanos, rica en esquinas de sorpresas; un largo “cuento de cuentos” en el que, a poco que hurguemos en sus páginas, nos dice que sólo mientras estemos frente al tablero de este ajedrez que es la vida, es posible mover ficha, hacer algo, sentir, aunque al final la partida venga siempre a ganarla la dama negra. 
En La búsqueda siguen las preguntas elevando el rango: “Tú, ¿qué quieres ser de mayor?” “Feliz”. Si apenas sabríamos responder a la duda planteada al inicio de El gallo de la torre: “¿Soplará del norte mañana?”, ¿cómo hacerlo a la del asombro ante una “manchita roja en la yema de un huevo”, o ante la obsesiva “¿qué quieres ser de mayor?” “Mayor”, parece ser que diría cualquiera que leyera estos Cuentos del desván, “espacio mítico” para el autor, que declara, frente a esta suposición, consciente de la duda, como si pretendiera revestirse de silencio, que no sólo “es el sobrado de sus abuelos [sino el de] la edad de la inocencia, un tiempo que, de haber podido elegir, hubiera deseado no superar”. 

© Manuel Garrido Palacios.

Revista de Folklore nº 364


Revista de Folklore nº 364
Urueña - Valladolid
Director Joaquín Díaz



Sumario


Editorial
Joaquín Díaz

Los niños expósitos en tierras de Zamora durante el antiguo régimen
José Luis Hernando Garrido

La cultura popular: los refranes hoy
Anna M. Fernández Poncela

Las ferias tradicionales de Galicia en la obra del pintor Abelardo Miguel
María Fidalgo Casares

Las cabañuelas. Pronóstico popular del tiempo climático
José R. López de los Mozos

III Simposio de Literatura Popular

III Simposio de Literatura Popular
Urueña
EL MUNDO AL REVÉS

Desde tiempos remotos, el asombro, la sorpresa, el miedo a algo insólito, parecieron servir de impulso al individuo cuando necesitaba salir de su rutina y alcanzar cotas de conocimiento más elevadas. El desorden, lo inverso, lo desacostumbrado, son circunstancias capaces de sacarnos de nuestra aparente seguridad y descubrirnos una parte de nosotros mismos que no conocemos y que sin embargo existe. La incertidumbre que siempre produjo el pensar en cómo quedaría el mundo si las cosas y las personas perdieran su lugar quedó plasmada desde hace siglos en imágenes que se fueron imprimiendo en un tipo de estampas populares cuya iconografía ha llegado hasta nuestros días “contaminando” campos como la literatura, el teatro o la música.
EL MUNDO AL REVÉS O LA LOCURA DE LOS HOMBRES.
Tópico, utopía y realidad

EL MUNDO AL REVÉS es uno de los temas iconográficos más fascinantes y profundos de los repertorios de imaginería popular impresa, ya que  posibilita la visualización de uno de los tópicos sociales más potentes creados a lo largo de la historia de la humanidad. Un tópico que no sólo se mostrará en dibujos y grabados sino también en los textos de autores como Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura, Gracián o Quevedo. Todo se ha trocado ya; / todo al revés está vuelto… escribirá este último al comienzo de su poema Los borrachos en La hora de todos y la fortuna con seso. Así, en estas hojas de papel se reflejarán como en un espejo, la ambigüedad y ambivalencia de lo cotidiano del mundo real y el irreal en el que los miedos ancestrales (sol y luna por la tierra) se unen al humor y divertimento que surge de la contemplación de las escenas grotescas y el deseo al temor por el cambio y transgresión social que sugieren, en unos repertorios icónicos que entroncan con las manifestaciones carnavalescas en las que, por unos días, se hace real otro mundo posible de aparente caos y locura para después volver a la real virtualidad de la lógica social tradicionalmente impuesta y aceptada. La locura de los hombres, será también el título de algunos de estos pliegos europeos a principios del siglo XIX, y es que, en efecto, los locos y los bufones sostienen un mundo patas arriba o lo hacen rodar, mientras Minerva, personificación de la sabiduría, el conocimiento y la razón, dormita sobre su escudo, como se representa en el pliego alemán de Paul Wolfgang Schwarz (Nuremberg, c. 1815). Junto a esta simbólica y paradigmática imagen del mundo al revés, otras ilustraciones irán dando forma al tópico en una irreal sucesión de cambios de papeles en las jerarquías sociales, en las relaciones hombre-mujer, entre hombres y animales o animales entre sí, objetos e incluso seres figurados o metafóricos como la muerte o el diablo en Llegó mi hora y Dónde me llevas pícaro, en este caso, dos motivos exclusivamente españoles. Algunas de estas imágenes ya aparecen representadas en ostracas y papiros egipcios y más tarde en el mundo clásico y medieval, aunque no será hasta la segunda mitad del siglo XVI (c. 1560) cuando se impriman en Italia los primeros pliegos en los que, a través de distintas escenas, se desarrolla gráficamente el tema. A éstos, seguirán los publicados en Holanda, Francia, Alemania, Bélgica, Inglaterra o Rusia. En España no se documentan hasta los primeros años del siglo XIX (Laborda, Mompié, Estivill y Calle del Gato), si bien, ya en los siglos XVII y XVIII se registran algunos pliegos editados en Francia (J. Ganiere y J. Honervogt) e Italia (Remondini) con el texto en castellano, continuándose su publicación en  numerosas ediciones a lo largo del siglo XIX para concluir en los años treinta del siglo XX. El tema del mundo al revés y sus motivos no se circunscriben exclusivamente al ámbito de los impresos populares y pueden ser fácilmente detectados en un buen número de pinturas y otras obras de arte de distintas épocas, como puede verse en los mundos imaginarios del Bosco (El Jardín de las Delicias), en los costumbristas de Brueghel (Proverbios flamencos – Combate entre Carnaval y la Cuaresma) o, mucho más cercano, en los Caprichos de Goya quien aprovechará una parte de este imaginario para mostrar y denunciar a través de él las caras más amargas de la agobiante y atrasada realidad social de la España de finales del siglo XVIII. El tópico y realidad del Mundo al revés continúa hoy muy presente en el momento actual de cambios vertiginosos y agotamiento de los modelos tradicionales,  que contemplamos con la misma perplejidad, sentimiento de caos y desconcierto con los que siempre ha mirado el hombre muchos de los acontecimientos que le han  tocado vivir en cada época; esta pervivencia, junto a su universalidad, hacen de él un imprescindible lugar común y recurrente de nuestro imaginario colectivo a la vez que nos muestra que otro mundo también es posible. A través de los cuadros y textos de la exposición que se presenta, se ha procurado dar una amplia visión de las distintas manifestaciones impresas de este tema tanto españolas como del resto de los países europeos, agrupándolas en cinco apartados. En el primero, se recogen las imágenes del Mundo al revés desde sus representaciones más antiguas hasta las europeas del siglo XIX; en el segundo, los pliegos españoles y otros editados en castellano; el tercero es apenas una pincelada de los Caprichos de Goya como reflejo de recíprocas influencias en el mundo del arte; en el cuarto su transformación y presencia en otros formatos y, finalmente, en el quinto, el Mundo al revés visto hoy por el ilustrador Miguel Calatayud.

© Fundación Joaquín Díaz