Fidel Villar Ribot





EL SUEÑO DE UNA SOMBRA
Fidel Villar Ribot
Isla Varia Ed. Salobreña
Universidad de Granada
Portada: Juan Vida




Villar Ribot. Crítico. Director del Aula de Poesía (Universidad de Granada) Traductor portugués-español de obras de Andrade, Saramago, Pessanha, Espanca, Pessoa o Torga, entre otros. Antólogo de Cien del Sur sobre la Épica (1975, con Antonio Enrique), Ámbito del Paraíso (1978), de Elena Martín Vivaldi (Primeros poemas o Los árboles presento, 1977), Liturgia del deseo (1987) o Poesía del Barroco (1990). Editor de textos como Diótima de Mantinea de María Zambrano (1983), Nuestro libro de cada día de José Saramago (2001), Un caso entre mil de Nicolás Salmerón (2007) y Polisón de nardos de Federico García Lorca (2011). Autor de espectáculos para el Ballet Teatro Español de Rafael Aguilar (adap. de Yerma, de Lorca o Carmen, de Bizet. Sus poemarios son: Los signos del mar (1975), El corazón cautivo (1980) o Memoria del deseo (1989). Ha publicado dos plaquetes como Suite del Tuna (1984), Dulce pasión (1987) y figuras para un cuerpo (1985). En prosa, El cuchillo maestro (1998), A la luz de las sombras (2000), Culografia (2002) y Cuaderno del cauchil (2003). El sueño de una sombra abre la trilogía titulada El humo de los labios que se completa con Venado amante y Desolación del territorio. Está editado por Isla Varia Ed. (Salobreña) en colaboración con Editorial Universidad de Granada.


DESVELO CON VEHEMENCIA (pág. 17)

Apenas llego donde me concedes,
tan lentamente como cae la noche,
a sentirte sin ruido
sobre la adversa imagen del espejo
y amante de un otoño ya sucumbes
al aire que ciernes lívido al rostro.
Será lejana el alba de un presagio
que adolescente escondiste en la boca
para darme tu eco y olvidar mi nombre.
Como la criatura que en ti adivino,
dueño de una angustia que te socava
inclemente el aliento,
albergo entre las luces repentinas
la sombra que ya ni arde ni se apaga.
Mas el destino en su cita insiste
con la pulpa madura de los años
porque es doliente morir en la ruina
tras haber conocido la derrota.

© Fidel Villar