MÚSICA PARA LA SOLEDAD

MÚSICA
Paris

Quizá el concierto más humilde que sonó en Paris el Día de la Música, dentro de los quinientos previstos, fue este en el Boulevard de Saint-Germain. Fui el único espectador vivo que asistió al evento. Por si eran pocas las citas musicales que celebraban la fecha, este fue el 'uno más', ese que siempre va por su cuenta, bandeja petitoria abierta para las voluntades al paso. El artista tocó sin parar, sin hacer pausa entre piezas. Creo, incluso, que se durmió un rato mientras tocaba y que el violín siguió a su aire por inercia. Digo 'vivo' porque el otro espectador era de bronce: Denis Diderot. Desde su pedestal sobre el músico parecía querer despertarlo con el gesto para que mirara a cámara. ¿Por qué no pudo ser así la magia del momento parisino?

© M. Garrido Palacios