LA MAGIA OCULTA DE LA LLUVIA

El Hacedor de Lluvia    ·    Le Faiseur de Pluie
Manuel Garrido Palacios
Calima Editores. Mallorca    ·    Edit. L'Harmattan. Paris

Esta novela: Le Faiseur de Pluie (El hacedor de lluvia) -segunda entrega de la trilogía de Herrumbre- sigue narrando la vida del pueblo. La primera: El Abandonario, la publicó L’Harmattan, Paris (L'Abandonnoir) y la tercera: Memoria de las Tormentas, salió en España en Calima, Mallorca, cerrando así un primer ciclo, porque Garrido Palacios continúa sacando sustancia escrita de ese pozo sin fondo tan personal, ahora, en la editorial Le Soupirail, Francia, con Touches blanches, Touches noires, que inicia y promete continuidad. Aunque podría pensarse que los hechos se desarrollan exclusivamente en un ámbito concreto, su autor los presenta como sucesos que pudieron –y pudieran– pasar en cualquier tiempo, en cualquier sitio y ser protagonizados por cualquier grupo humano, ya que la acción se universaliza y entran en juego las pasiones que siempre movieron el mundo, presentes ayer y hoy en la más populosa ciudad como en el pueblo más perdido: Herrumbre. Su autor toma al ser humano como medida para que nos cuente, a modo de coro, la tragedia de un conflicto, nunca resuelto, de unas gentes que, aunque saben que su existencia resbala por la ladera del olvido –nada nació para durar–, antes quieren dejar el testimonio de su paso por este “algo entre nadas” que es la vida.
Pour raconter l'histoire d'Herrumbre, petit village perdu dans un nulle part maudit, il ne fallait pas moins d'une trilogie. Le faiseur de pluies en est le deuxième tome. Dans ce roman, Manuel Garrido Palacios mesure la vie à l'aune de l'être humain qui nous raconte, tel un choeur infatigable, la tragédie d'un conflit, jamais résolu, la tragédie d'hommes et de femmes dont l'existence, ils le savent, est condamnée à l'oubli (...) mais qui tiennent quand même à raconter leur histoire, si modeste soit-elle, pour témoigner de leur passage dans " ce quelque chose entre deux riens" qu'est la vie.

(Edit.)

Concha Castro

Concha Castro Fernández
HISTORIA DE LA VESTIMENTA
A TRAVÉS DEL ARTE
Editorial NIEBLA

Presentación Patio Diputación
miércoles 30 septiembre 2015 · 8 tarde
Huelva 

Hans Herbert Grimm

Hans Herbert Grimm
Historia y desventuras del desconocido soldado Schlump
Trad. Belén Santana
ditorial Impedimenta

Séneca

Séneca
De la brevedad de la vida.

Ed. Aguilar
Trad. de L. Riber. 
Pról, de J.A. Miguez

Opúsculo en el que la moral del mejor es ensalzada. La vida del sabio se presenta en metáforas felices, triunfando sobre el tiempo, merced al ejercicio del espíritu. 

La crónica que nunca se publicó

 

LA BODA
Manuel Garrido Palacios
publicado en
VEINTE  CUENTOS
Planeta Humano
Barcelona

          Ayer se unieron en un para siempre tempo­ral tras la ta­pia del cemen­te­rio el Pico­labio y la Mano­li, de más conocidos en el ambiente del chaboleo, él, por su porte afa­rinao, ella por el son recio de su cuer­po, ombligo abajo, a tanto el cas­co, sin gua­rre­rías. Los vecinos no excusa­ron su au­sencia, ni tam­poco fue­ron in­vi­ta­dos al acto repen­tino, pero serán notarios de por vida de la unión, ya sentida de arre­jun­te, borrando cual­quier huella que en­turbie la memo­ria, sin suelte de intención o lengua, a menos que se las vean con el Picola­bio, que da y no pregunta. De trámi­tes pre­vios sacó el novio a la novia de casa a empe­llones, todo nervio emociona­do. La presun­ta sue­gra, tía Inma, hastío en el alma, reuma traidor, quedó a la puer­ta, abatida, inerme ante la deci­sión de la Mano­li, lavan­do luego su vir­gini­dad por cua­tro veces con el mismo rezo:
          -Ya que el mío no co­me, que be­ba.
         La novia lu­cía chan­clas sucias de barro, falda de so­brios man­cho­nes, ropa inte­rior mani­da, desme­lene que para nada realza­ba su hechura; el novio, con­junto medio de pana, o sea, panta­lón a secas, parches en ro­dillas, roal en culo, cami­sa al bies sudada. El cal­za­do de ambos era leve de piso, moda de hacer duras las plan­tas. Con la prisa de última hora no res­cató la Mano­li del techo de lata el terno festi­vo; quedó allí, tie­sa cásca­ra de noches de labor, frente a los zapatos de tacón gas­tado, re­cién dada saliva de lus­tre. 
          La chabo­la de tía Inma acoge­rá en el futuro a la pare­ja nada más concluir su luna de miel, o sea, hoy mismo. Con un barrido, la vivienda se­guirá el modelo ar­qui­tectóni­co del entor­no: la­dri­llo basto, parches, tran­cas, bido­nes en ca­nal, suelo de tierra, retre­te en bares o des­cam­pa­dos, descon­sue­los don­de caiga. 
          Los vecinos los mira­ron sin mucho ojo por cuanto las fami­lias ha­bían secre­teado el ro­man­ce, no por temor a ser pasto de revis­tas, sino por pura indi­feren­cia. 
          El Pico­la­bio tiene traba­jo ase­gura­do en el paro, y la Manoli dejará de oficiar con otros para estar junto a él, así vaya al in­fier­no montado en un rayo. El con­junto ven­drá en llamar­se el Pico­labio el de la Mano­li o la Mano­li la del Pico­la­bio. 
       La música del rito, fraguada con los rui­dos dis­tan­tes, no pareció a nadie coro de ánge­les vomi­tones, sino ba­rullo. De arras usa­ron el en­tre­lazo de manos en el choque agota­dor de un amor hecho en pie con­tra la cal, a plena luz, a jadeo entero. Tras el de­rrin­gue final de ceremo­nia ambos pro­nun­cia­ron las frases de protocolo y com­pro­miso. El Picola­bio dijo: 
       -Mira, Manoli, yo ando por ahí huye que te pi­llo, hecho un trapo, y tú, lo mis­mo, puteo va, puteo vie­ne; ¿te cuadra que nos jun­temos para darnos calor y compa­ña?.
          Ella con­tes­tó: 
          -Bueno.

© Manuel Garrido Palacios

Charles Camoin

La Maison de Paco Darrio à Montmatre
Charles Camoin (1879-1965)
Paris 
Portrait d'Albert Marquet, 1904
huile sur toile, 92 x 72,5 cm.
Musée d' Arte Moderne

MATISSE



Le violoniste à la fenêtre (1918)
Musée National
d’Art Moderne
Paris
La Femme au
 chapeau (1905)
Museum of Art
San Francisco

Première nature morte orange, 1899
huile sur toile, 56x73 cm.   
Paris · Musée nacional d'art moderne   
Paysage de Corse
huile sur carton, 16x22 cm.
Troyes, Musée national d'art moderne

Masque Nimba

Masque Nimba, Baga (Guinée)
Bois et raphia, 126 x 59 x 64 cm.
Collection personnelle
Musée Picasso
Paris

Benito Lamenca

Benito Lamenca
Exposición de su obra
1 - 14 de octubre de 2015
Colegio de Farmacéuticos
San Jerónimo, 16
Granada 

Baltasar Gracián

EL ARTE DE LA PRUDENCIA
Baltasar Gracián (1601-1658)
(Oráculo manual)
Edición de José Ignacio Diez
Ediciones Temas de Hoy

Sebastián García Vázquez




HAY QUE BAJAR
Óleo sobre lienzo (1974)
Sebastián García Vázquez
(1904-1989)
Museo de Huelva

M. A. Vázquez Medel: Francisco Ayala

Francisco Ayala:
El sentido y los sentidos
Manuel Ángel Vázquez Medel
Ed. Alfar. Sevilla 

En su día se presentó en el FNAC hispalense el libro editado por Alfar “Francisco Ayala. El sentido y los sentidos”, de Manuel Ángel Vázquez Medel, Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla, libro que hace entrar al lector en los fascinantes entresijos creativos del granadino universal. Dice Medel que el amor por la obra de Ayala le viene desde mucho antes de conocerlo en persona en 1992, cuando él tiene 32 años y Ayala 86. Aunque para esas fechas ya había seguido sus pasosrra, es entonces cuando se talla un perfil más ajustado del maestro, que le permite moverse por el ámbito ayaliano cuyos ángulos convergen en el punto mágico de su mirada enciclopédica: Andalucía, Argentina, lo vivido y lo fingido, las vanguardias, una cosmovisión expresada en el ensayo, la narración, la comunicación social: “la educación ha de ser la principal vía del ser humano”, o el cine, fenómeno que “ha podido introducir su novedad bajo formas nada violentas ni agresivas, aunque tan flamantes como él mismo”.
Según Medel, en Ayala no hay solución de continuidad entre cada dimensión de su quehacer creativo, sino que todo se maja en la marmita de la “búsqueda del sentido y conciencia de los múltiples reflejos de la temporalidad [que] profundamente conectados, son el motor de su escritura”. Añade que “Ayala declara de mil modos distintos su rechazo a cualquier forma inútil de conservacionismo o coleccionismo, manifestación de apego a las cosas y al tiempo que se fue. Nada hay de elegiaco en su escritura, sino un deseo de afrontar el futuro sin la pesada impedimenta del ayer”. Dice Ayala: “He sido de aquellos que borran -y bien sé que en mi propio daño- los contomos de su figura social, quizá para sentirme en perpetua disponibilidad de espíritu frente al futuro, para evitar en lo posible la fatal fosilización del ser. Algo hay en mí que se resiste a cualquier propósito de detener y capturar el momento huidizo, una especie de repugnancia hacia el intento, por lo demás tan vano, de coagular el curso del tiempo, solidificándolo”.
Medel encontró en su camino una de las voces geniales sueltas por el universo, hecho que no quedó en estricto magisterio, sino que evolucionó hacia la amistad: sentimiento que él plasma en su obra, no sólo para ahondar en el estudio del maestro en cercanía, sino para compartir tanta riqueza de rasgos humanos y literarios de quien es eje del cuadro que describe.
Su libro viene a decirnos que la estela ayaliana sigue viva –hoy más que nunca- en su poderosa influencia, consciente de que si toda fecha es efímera, también cualquier día puede ser un esperanzador “aún”, como dijo Machado en Juan de Mairena: “Hoy es siempre todavía”.

© Manuel Garrido Palacios

Cecilia Quílez

La hija del capitán Nemo
Cecilia Quílez
Calambur Poesía

…un examen apasionado y elegante sobre el amor y la memoria. La poeta lleva de la mano al lector a través de espacios diversos de pérdida y fuego en los que explora la manera en que la experiencia, el erotismo y la intuición ayudan a respirar en un mundo hostil. Con un lenguaje simbólico y enérgico, en un tono que reivindica la propia jerarquía de mujer, son poemas que surgen desde la historia personal para cubrirnos física y espiritualmente. 

Vísteme de largo
Cecilia Quílez
Ed. Calambur 

Si alguien resucita a mitad de camino necesita el cuarto día para comenzar de nuevo a vivir. Y empieza de nuevo el cuento: recorre los pasillos de la infancia para alcanzar la gracia de poder vestirse de largo, convertirse en la que una sueña de sí misma; recorre los pasillos del amor y del deseo por desordenar la pasión que una espera para sí. Pero... ay... el dolor, el absurdo inevitable, las perdices rotas o el colorín colorado en la sangre de la herida. La poesía como razón de madrugada.
Vísteme de largo es la apuesta por romper los tópicos, morder el hueso, hilvanar las lágrimas, seducir y crecer, amar y crecer, fracasar y crecer... la vida que transcurre. Si miras a través de las páginas, encontrarás un paisaje en femenino, una visión en la que reconocerte para asumir el propio paso, el torpe tropiezo, la ambición por beberse el ahora y apurar las ganas. Poesía al límite de un latido, justo antes de quedarse sin aliento.
Cecilia Quílez (Algeciras, Cádiz) es una poeta a la que avalan los sueños, mil noches de insomnio y un gesto de rabia. Su universo poético crece como las ondas que provoca en el agua el choque de una piedra, como un marco barroco decorado con ángeles y visceras en cuyo centro está el espejo que refleja el tránsito de una mueca.

© Ana Martín Puigpelat

Otros libros de la autora: La posada del dragón (2002) Un mal ácido (2006) Mención especial del premio «Francisco de Quevedo» El cuarto día (2008)

William H. González

Romancero religioso de tradición oral
William H. González

Es verdad que los romances de tipo religioso sufren cierta desatención por parte de los estudiosos de la tradición oral, pero hay que advertir que, puestos a hacer recopilaciones de viva voz, los que entran en cada sesión de trabajo suelen ser de temas heroicos, eróticos, épicos, anacreónticos, pastoriles, satíricos, villanescos, fronterizos, jácaras en lenguaje de germanía, legendarios, caballerescos… y, en menor medida, religiosos.  Al clasificar, ordenar y catalogar el corpus cosechado tras tanto patear caminos con el oído atento, sale un ejemplario extenso del lance amoroso de Gerineldo y la infanta, y escaso de las vidas pías, lo que significa que en el seno del pueblo cala más el amante que el santo.
El romancero es poesía viva traída desde hace siglos a lomos de la memoria y más tarde de la letra impresa; viva, no sólo en los pueblos españoles en los que aún, milagrosamente, puedes toparte con la voz capaz de decirlos de corrido, sino en lugares tan diversos como California, Nuevo Méjico, Tejas, Luisiana, La Patagonia; Portugal, Marruecos, los Balkanes, Anatolia, Cabo Verde, Goa, Malaca, Guam o Filipinas.
Como a Samuel Armistead, como a Don Julio, me fascina el fenómeno de la creación del romancero oral, esa herencia en versos, ese río del idioma, siempre en trance de desaparecer como revitalizado en un continuo capear tormentas culturales. La cuestión está en no perder comba y rescatar lo que se pueda de tan hermoso legado. Nuestro es.
Con estas premisas recibo de Nueva York un libro que habla de la España que permanecerá más allá de los vaivenes y de las circunstancias. Su título: Romancero religioso de tradición oral. Su autor, William H. González, recoge y estudia nada menos que setecientos romances, fruto de hurgar en fuentes bíblicas, apócrifas y en rancias colecciones. Los divide en setenta y seis temas y estos en capítulos como Profesiones de Fe, Cristológicos, Vida pública de Jesús, Cuaresma, Semana Santa, Gloria, Navidad, Purificación, Huída a Egipto, Jueves y Viernes Santos, Milagros de la Virgen y Santoral.
Los romances tradicionales de tema religioso poseen un interés intrínseco, filológico o comparativo porque expresan poéticamente la espiritualidad de incontables generaciones. Estos romances son hermanos de métrica, dicción y, a veces, temática respecto al romancero general. Algunos son reelaboraciones de romances seculares, una adaptación a lo Divino. El relato de un romance religioso se inventa o se basa en otro, lo que forma parte de las adaptaciones literarias características del siglo XVI. Por citar, vemos cómo el romance de La Infantina se transforma en otro recogido en un pueblo de Valladolid: “Cuando Jesús iba a caza / a caza como él solía, / se ha encontrado con un hombre / triste de melancolía. / Le pregunta que si hay Dios / y dice que Dios no había. / -Hombre, que estás engañado, / que hay Dios y Santa María; / la muerte por ti vendrá / mañana o esotro día. / -Yo no le temo a la muerte / ni tampoco al que la envía. / A esotro día temprano / la muerte por él venia. / -Quítate, muerte espantosa, / déjame siquiera un día / pa confesar, comulgar / y cumplir esta alma mía. / -No te puedo dejar nada, / que el rey del cielo me envía”.
La tarea urgente es recoger, anotar, ordenar, clasificar, catalogar este ingente material sujeto al presente por un hilo de memoria; versos que expresan la espiritualidad de generaciones, un auténtico tesoro documental del romancero sacro. El trabajo de William H. González (animado por Ruth Webber) es ya fuente imprescindible para quien desee beber de la rica corriente de la poesía tradicional pan-hispánica.
Oportunas vienen aquí las palabras de un editor de Amberes, que Menéndez Pidal cita en Flor Nueva de Romances Viejos: “Hice toda diligencia porque en estos romances hubiese las menos faltas posibles y no me ha sido poco trabajo juntarlos, y añadir y enmendar los que estaban imperfectos, pareciéndome que cualquiera persona para su recreación holgaría de los tener”.
El espléndido trabajo de William H. González es un muestrario vivo del romancero que pasará la linde de los temporeos históricos de España, de la que tanto nos queda por conocer.

© Manuel Garrido Palacios

ADIVINA ADIVINANZA

2 fotogramas de la película
ADIVINA, ADIVINANZA
dirigida por Manuel Garrido Palacios
producida por TVE
Premio Internacional Arpa de Oro
en el Golden Harp Festival
Dublin

Salamanca · Identidad e Imagen

 
SALAMANCA: IDENTIDAD E IMAGEN
Proyecto del Instituto de las Identidades de la Diputación de Salamanca, en colaboración con la Filmoteca de Castilla y León, el Institut Amatller d' Art Hispanic y la Fundación Joaquín Díaz. Coordinado por Juan Francisco Blanco con Maite Conesa y Juan Antonio Pérez Millán (Texto). Imágenes de Muñoz Sendra, Pazos, Gombau, Joaquín del Palacio "Kindel", Núñez Larraz, Cándido Ansede, Ángel Laso, Alberto Cuadrado, Sierra Puparelli, Santiago Bayón, Miguel Corral, Kaoru Katayama, M. Garrido Palacios, E. Monesma, Luis Cortés Vázquez, Paulette Gabaudan, González de la Huebra, The Hispanic Society of America y Arxiu Mas, con tratamiento digital de  Jovita Femández del Campo, impresión en plotter: Forma 88, impreso por Gráficas Lope con diseño de Intergraf. 
E-mail: ides@lasalina.es
www.institutodelasidentidades.es
Sala de Exposiciones ‘La Salina’ (San Pablo 24)
3 septiembre - 4 octubre 2015
SALAMANCA



Antonio Gamoneda

Antonio Gamoneda
EL RÍO DE LOS AMIGOS
Calambur Ed.

A veces recuerdo lo que aún no ha sido, como el haber leído antes el libro El río de los amigos (Calambur 2009) dedicado a Antonio Gamoneda, título también de un poema suyo, como el que da nombre a este artículo: eco de la obra compuesta en su honor por un grupo de escritores reunidos por Rafael Saravia para cantar a quien mereció, entre otros, el Premio Cervantes; digamos para un poeta de los que marcan huella.
Saravia, “guiado por la conciencia despierta de Gamoneda y la impregnación emotiva que suponen sus poemas”, ha editado este homenaje al maestro con una nómina procedente de varias generaciones. Así, Tomás Sánchez dice que llegó “hasta Gamoneda con la sensación de quien se entera tarde de una fiesta”. Miguel Casado se pregunta “¿Córno aparece un gran poeta? Resulta difícil no sentirlo como un fenómeno misterioso”. Antonio Colinas: “Llegó a mis manos Sublevación inmóvil, libro de Gamoneda, que me abrió al campo de su poesía”. Niall Binns: “Ha de llover es una rara y estremecedora incursión de Antonio en la poesía civil”. Amalia Iglesias: “Gamoneda es un poeta transparente, universal”. Gonzalo Rojas: “Entre tantos y tantos que habré leído en español hermoso / estoy por este Antonio / del Machado para acá / que dice y entredice el Mundo”. Jorge Riechmann: “Lo ha indicado Gamoneda: La escritura no debe ser ‘explicación, referencia, adorno, rasgo de ingenio’, sino ‘ella misma realidad’”. María Nieves Alonso: “Escritura de seducción es la de Gamoneda, el autor de libros que siempre fluyen hacia lo otro”.
Guadalupe Grande: “¿Qué sucede en la mirada cuando Antonio se detiene a ver? Sucede el acontecimiento del testigo”. Lourdes de Abajo: “En esa quietud del pájaro en el deshielo, de la sombra precisa que el tiempo ahuyenta, no se envilece la soledad”. Luis Luna: “Gamoneda se apoya en su puño. Sé que piensa o descansa”. Eduardo Moga: “Leí Edad atravesado por el rayo, asombrado de no haber conocido a un poeta de tanta envergadura. Fanny Rubio: “Es la certeza que nos lleva a tantos a leer a contados poetas, entre ellos, Antonio Gamoneda”. Diego Jesús Jiménez: “Aparente quietud, tiempo herido de sombras”. Ildefonso Rodríguez: “Cada uno en su silencio, estábamos viendo los rostros invisibles (Antonio Gamoneda)”. María Ángeles Pérez López: “Es difícil salir de Descripción de la mentira. Algunos poemas tienen la cualidad de convertirse en casas, hospitales. morgues”. Antonio Marín Albalate: “La verde escritura de su mano de nieve poco antes de que pusiera en las mías el Libro del frío”. Marifé Santiago Bolaños: “Sólo un jardín o un poema vigilarían el latido”. Ángel Luis Prieto de Paula: “Hay dos momentos en la existencia de Gamoneda caracterizados por el abandono de la palabra, tras los que se produjo una suerte de restauración de la voz creadora”. Eloísa Otero: “’Que tus manos sean tan generosas como la tierra’. Parecen versos de Gamoneda. ¿Lo son?”. Juan Carlos Mestre: “Las palabras de Gamoneda ‘como una madre sobre su pequeño que sueña con cuchillos’, me protegieron durante el tiempo de las heridas”. Viktor Gómez: “Su poesía me sacudió. Abrió en mí una trocha a la extrañeza y el estupor”. José María Parreño: “Coloco una palabra detrás de otra / como pasos de equilibrista”. Lawrence Breysse-Chanet: “Desde el primer poemario, sobrecoge al lector la voz de quien Ha venido de noche”. Antonio Méndez Rubio: “¿Cómo hablar al mismo tiempo de o desde la realidad inmediata (en este país) y de o desde la desaparición de lo real (la realidad se ahuyenta)”? Eduardo Milán: “El que vive de visiones no se alimenta de cerezas”. Alexandra Domínguez: “La gente trafica con lo que significa”. Pilar Blanco: “La poesía transforma el interior de quienes la sirven”. Cecilia Quílez: “No hay canción de cuna que me despierte”. Pablo de la Varga: “Legaba la avioneta a Antonio. / Nunca se presentó a reclamarla”. Jaime Siles: “Lo sido se trasmina / en nacarada frente”. Jordi Doce: “Perfecta conclusión / que no concluye”, aunque hace pausa Ignacio Escuín: “Nunca he conocido a Gamoneda, o quizá lo conozco de toda la vida”.
Vuelvo a memorar lo que no pasó conmovido ante tanto amor escrito para el poeta, que cierra con voz quebrada: “Todos los árboles se han puesto a gemir dentro de mi espíritu”.

©  Manuel Garrido Palacios

L'ABANDONNOIR

L'ABANDONNOIR
(roman)
Manuel Garrido Palacios

Traduit de l'espagnol par
Isabelle Toledo et William Rozenblat
Ed. L'Harmattan, Paris.
(Ecritures. Littérature. Europe)

A Herrumbre, petit village perdu au milieu d'un nulle part maudit, il ne reste plus personne, sauf un vieux corps allongé sur son lit de mort qui, en attendant son enterrement, raconte, à son vieil ami Tasio qui le veille, l'histoire de son village et de ses habitants. Sans même savoir si celui-ci, unique et dernier survivant, est capable de l'entendre, le mort se lance dans un interminable soliloque d'une vitalité extraordinaire et plonge dans les abîmes d'une mémoire collective peuplée de personnages pittoresques, d'anecdotes quotidiennes, d'intrigues, de tragédie, d'amour et de haine.


‘Laissons-nous vivre,
on pourra bien tout à loisir
se laisser mourir.’
(Tante Carmélita)

Ce roman est le monologue sur les souvenirs d’un mort sur son lit de mort. Tasio le veille, mais ne parle pas. Situation : à Herrumbre, petit village de campagne, perdu au fin fond de l’Espagne, tout se sait, tout se voit et tout se transmet, rien ne se perd (anecdotes, superstitions, traditions, histoires de cocus, amourettes et friponneries, et bien sûr les différentes morts). Pour apprécier la vie, rien de telle que de passer de l’autre côté en compagnie d’un vieux garçon, rigolo et campagnard, mort mais souriant. Et puis, quand un mort parle, on a tendance à l’écouter.
Il était un bon vivant, éduqué par sa tante Carmélita et ses livres. Ici, le mort se souvient d’antan et partage sa mémoire afin de la fixer éternellement quelque part. Par ce monologue, par ce roman aussi. Surtout que Tasio, dernier survivant du village, ne le pourra pas, car il n’y aura personne pour l’écouter, ni l’enterrer, après l’ultime point final de son ami. Donc dans ce livre, ça s’enchaîne rapidement, passant du coq à l’âne pour ne rien oublier, sur ce village et ses habitants hauts en couleurs avec le parlé patois et l’humour qui vont bien avec. 
La vie fait renaître. Des personnages aux surnoms sournois ou collants (le Chardon, Sépulcro, la Veuve Ecclésiastique), les exploits, leurs trahisons, leurs passions (le passage sur la jalousie Séfito, le maire, pour son âne est fendard), leurs faims, leurs hontes, leurs morts, leurs peurs (comme le mois de mars qui fait pâlir Causette récitant : ‘janvier, février, l’autre et avril’). Tout y passe et c’est avec plaisir que l’on plonge au cœur du village, un genre de Voici peuple et non people. Le tout entrecoupé de chansons paillardes ou de citations, ce qui aère le texte qui n’a aucun paragraphe, avec par exemple l’histoire de Maria Piment qui fait ses besoins derrière un buisson, pète et disparaît emportée par le vent. 
De la poésie grasse et un parler franc, où on imagine les sourires du conteur avec un regard pétillant (euh…) de malice. La mort ne semble pas dénaturer la vie, mais y apporte une certaine sagesse. Car le vieillard critique objectivement la religion ou la politique (‘ce qui se passe avec les religions, c’est qu’on naît dans un endroit où, dans les temples, il y a déjà des saints et on t’oblige à les accepter sans te demander ton avis’). Le tout dans d’un village pauvre rongé par la saleté, les superstitions assassines, les ventres vides et les dettes. 
Du brut dans l’évocation des souvenirs, du témoignage de respect et de tradition, mais aussi des passages crus qui rappellent à l’ordre quand la une des magazines fait des dossiers sur l’augmentation des crises existentielles des Français; ‘une fois tous les chats exterminés, grand-mère a inventé un menu basses calories ; il s’agissait d’un dé de lard qu’elle appelait ‘nectar de porc’. Elle distribuait du pain à chacun de nous et le soupirant, toujours servi en premier selon le protocole, déposait le lard sur le sien, mangeait la mie enduite de graisse et déplaçait avec son pouce le porc intact jusqu’au bout du pain.’ 
J’ai beaucoup aimé ce livre, d’abord sur les positions du narrateur (son état vertical et sur ce qu’il raconte), puis pour Herrumbre. Ce livre est court, rigolo, pas prise de tête et terriblement humain, vivant et entraînant. En même temps, pesant d’atmosphère sous-jacente avec l’état d’abandon permanent et méticuleux, la dégradation douce et lente. Le village meurt un par un habitant, pour finir rayé de la carte, après Tasio, ce sera une ville fantôme. On le sait, mais on ne veut pas de cette fin inéluctable et définitive avec le mot fin. Petit à petit, j’ai appris à l’aimer ce village et maintenant le livre achevé, il est totalement mort, abandonné, comme le narrateur. Mais le souvenir, défi du narrateur, est vivant. Belle notion ! 
C’est pour ces raisons que je conseille cet ouvrage, il y a beaucoup de choses dedans. Un hic : le fait que le mort monologuant n’ait pas de prénom. J’me suis mise à l’appeler Jean Mouret, comme l’illustre résident du cimetière de Carrières sur Seine dans les Yvelines. Ne vous fiez pas à la couverture pas forcément folichonne, car le contenu qui mérite que vos yeux se posent dessus. 
Allez soyons fous ! Je lui décerne un prix, celui de la meilleure phrase vivante dite par un faux mort : ‘pousse-toi au soleil du matin, à ce petit air bien sec, je ne te dis pas de sortir, mais de te pousser’.


© Anne Anyston. (Papercuts. Le webzine qui tranche. Paris)

Noche de perros · Nuit de chiens

NOCHE DE PERROS     ·     NUIT DE CHIENS
Manuel Garrido Palacios

1ª Edición: AR. Sevilla
2ª Edición: Calima. Mallorca
3ª Edición: L'Harmattan. Paris
Portada e ilustraciones de Héctor Garrido 

Manuel Garrido Palacios se ha consagrado como uno de los narradores con más proyección del panorama español. Al margen de sus libros de estudio, en los que jamás ha descuidado un ápice el ángel de la escritura, y que a la postre le han servido para aquilatar un estilo tan propio como brillante, el autor ya había publicado un excelente libro de relatos que merece la pena leer y hasta releer: EL CLAN Y OTROS CUENTOS. En él, MGP, nos sorprendía con un desparpajo y una retranca poco habituales en el vademecum narrativo de este lado del Atlántico, tan metido en gravuras y realismos de cartón piedra. EL CLAN Y OTROS CUENTOS (Calima. Palma 1998) guardaba una singular atención a la palabra oída, y en ella, como suele ocurrir siempre, al son, si se quiere mágico, de lo verdadero. Porque en MGP, como en Rulfo, a cuyo magisterio no es ajeno, encontramos el polvo turbio y enfebrecido de los caminos, la desfiguración de quien intuye tras los rostros el rostro calvo y sarmentoso de la muerte. De sus campavías por el mundo MGP se ha traído la voz, el gusto por la plática y el filanderío. Porque sus textos poseen la virtud de poder ser contados en voz alta, frente a la chimenea encendida, esa especie de numen cuya virtud es despertar lo oscuro y lo dormido. A veces he tenido la impresión de que sus relatos se trataban en realidad de meras transcripciones magnetofónicas, hábilmente retocadas y llevadas a la embocadura de la palabra escrita. Por eso su obsesión rítmica, la natural cadencia de un discurso veteado de coloquialismos que, como ocurre con ciertos autores del otro lado del charco, transmiten todavía el peso de lo mágico. Como sucediera con Carpentier, su relación íntima con la música lo ha metido de sopetón en los médanos de la palabra, entendida ésta como respiración, como pálpito, como voluntad, si se quiere, convirtiéndose no sólo en el soporte, sino también en la razón de ser de una escritura minuciosa y rica, atenta a lo pequeño y siempre desdeñosa con lo grave y enjundioso, en la que no falta el gesto hilarante (pero no sometiéndose tramposamente a él), la observación canalla, la visión descorazonada del mundo: de ahí, quizás, sus muchos arrebatos de ternura, esa especie de air bag que en Garrido Palacios reviste el pesimismo. NOCHE DE PERROS, que abunda en todos estos referentes, es un libro de fábulas contadas al revés. Su eje central son, como se deja entrever en el título, los perros. Los perros desde su doble papel de observadores y protagonistas de la realidad. Los perros como inmaculados periscopios de nuestros dislates, de nuestra estupidez, acaso como su más rabioso contrapunto. Los perros que jalonan cada uno de estos cuentos algunos de ellos antológicos, como La forja de un lider, La canción del hambre, o los chispazos de La piel o Poemario, sin olvidar El lazo mortal, uno de esos relatos inolvidables, son perros perplejos, perros llenos de ternura, simples víctimas de nuestras veleidades e inquinas, perros esquineros, adosados y tiernos perros sinvergüenzas. Los perros que sobreviven en estos cuentos son perros cosidos a nuestras vidas y son, en realidad, la ropa con que nos vestimos, los ojos que nos asisten, la patria que hemos perdido. Arrobas de conmiseración y de ternura las que irradian estos personajes convertidos en sombras asombradas, que Garrido Palacios encuadra para hacer más plausible el banal atrezzo. El autor respira a través de estos perros de oscura procedencia y claro proceder. A ellos (y a todos esos nosotros que transpiramos en la piel de esos perros) ha querido entregar este libro ciertamente hermoso, escrito con el resplandor, pero también con el asombro de quien en el fondo de sí no deja de ser ciertamente un perro.

© Manuel Moya

Boudin

Eugène Boudin
(1824-1898)
Musée Jacquemart-André
Paris

PUEBLOS EN LA SOMBRA

Friedrich Karl Kienitz
PUEBLOS EN LA SOMBRA
Los rivales de griegos y romanos
Editorial GREDOS

Consol Freixa

Consol Freixa
Los ingleses y el arte de viajar
(Una visión de las ciudades españolas del siglo XVIII)
Ediciones del Serbal

Goya, Doñana y el enigma de Alba

Héctor Garrido
Goya, Doñana y el enigma de Alba
Articulo completo en 
http://hectorgarrido-b.blogspot.com.es/2012/11/goya-y-el-enigma-de-alba.html

Hijo Adoptivo de Alosno

Manuel Garrido Palacios
nombrado
HIJO ADOPTIVO DEL PUEBLO DE ALOSNO
(Le entrega el título Rosario la Bizcochera)

Dame en bleu

Dame en bleu
Attribuée à «L’atelier de la Dame en bleu»
Tanagra, vers 330-300 avant J.C.
Terre cuite, restes de polychromie · 32,5 x 13,6 x 9,3 cm.
Réunion des musées nationaux . Louvre . Paris

El escritor de libros soñados

El impresor
Henri de Braekeleer
(pintura 1875. detalle)
Royal Beaux Arts. Amberes

El individuo escribió un libro y soñó esa noche que alguien lo leía. Por no despertar del sueño de tener, al menos, un lector, apretó los párpados para que no escapara de su mente la imagen de otros ojos desentrañando sus páginas, pero sonó el despertador y tuvo que ponerse ante el espejo para el afeitado diario. Dijeron las voces de la radio que en su país, un cuarenta y mucho por ciento de los ciudadanos no compraba libros, que otro porcentaje escandaloso, aunque tuviera un libro en casa, no lo leía, que el exiguo resto de lectura se lo llevaba a duras penas la novela publicitada a bombo y platillo, y que a la poesía le quedaba cero cerón, algo que apenas contaba para las editoriales.
¿Quién podía ser el personaje que en su sueño leía su libro?, se preguntó, que hay quien se lo pregunta todo, y la duda lo llevó a la calle con la decisión de encontrar a su soñado lector. Vio gente que llevaba en las manos libros de variado pelaje: de ditero, de cuentas, de multas, de texto, y hasta pasó la sombra del chivatillo de bigote al hilo con su miserable listín de pecados ajenos.
Al volver a casa fue al anaquel a sacar su libro escrito, libro que en el sueño alguien leía, pero el libro no estaba. Entonces se dirigió al espejo y se vio a sí mismo afeitándose mientras escuchaba la letanía de los pobres porcentajes de lectura de su país. Después penetró en el espejo sin romperlo (se puede, aunque se aconseja no intentarlo) y oteó en el laberinto tras el azogue. Fue cuando se descubrió a sí mismo, leyendo su propio libro bajo una luz, que, sin saberlo, lo iluminaba.

© Manuel Garrido Palacios

Penelope Fitzgerald


Inocencia  · · ·  La puerta de los ángeles
Trad.  Jon Bilbao  · · ·  Trad. Pilar Adón 
Editorial Impedimenta

NUEVA MÚSICA ESPAÑOLA

NUEVA MÚSICA ESPAÑOLA 

Agustín Garcia Zurro produjo hace años un disco que recogía la obra inédita de varios músicos señeros españoles, disco no para vender sino para llevar gratis parejo a la revista especializada Nueva Música. Fue un apoyo a una aventura limpia para estos tiempos, secundada por los músicos al cederle licencia gratuita para la edición, de la que Zurro escribió entonces: ‘Estos músicos han demostrado ser de una materia especial, para que luego digan algunos que son egoístas, raros y peseteros'. Los 73 minutos de duración se los repartieron autores como Luis Delgado, Michel Huygen, Luis Paniagua, Javier Paxariño, Suso Saiz, David Garrido, Villavicencio, Pep Llopis, Finis Africae, Jesús Auñón, David Salvans, Esteban Millares, César Fornés y Gualberto. Este lujo sonoro no traía vocación de quedar en una escueta lista de autores, sino en retomar su esencia con el tiempo, hoy mismo, crecer y abrazar otra dimensión, no con dividendos a devengar, que jamás existieron, repito, de común acuerdo, sino con la confianza, la creencia, la fe en una corriente musical cuya divisa fue la calidad por encima de la cantidad. Las obras, lejos de ser coreadas por una masa como letanías facilonas, más lejos aún de destrozar obras para ponerles un insoportable tambor debajo, y mucho más lejos aún de justificar mamarrachos diciendo que al público hay que darle lo que pide (lo que es pura demagogia), fueron unos ‘dentros’ artísticos que ssalieron fuera al dictado de la sensibilidad, lo que cuajó en una joya discográfica hoy buscada como antológica.
Había quien encasillaba esta música llamándola New Age. Daba igual New Age que Viento de Bacuta. La belleza no estaba en el nombre, sino en el espíritu de artistas que sentían la fragancia de la música y la daban a los demás. La New Age no fue New ni Age, sino, como cualquier novedad que se precie, una mirada a las fuentes, que nunca se secaron, sino que a veces bajaban turbias hasta no saber qué manaban. En este caso, los músicos del disco advirtieron con sus obras que el manantial seguía vivo, fructífero, generoso, brillante y claro, sin arrimarle añadidos porque, como decía Gualberto: 'a la gente que entiende el lenguaje de la música, a la gente que sabe lo que hay detrás de las notas, no necesitas explicarles nada'. Estos músicos tomaron el sonido de su tiempo, sin más, sin menos, con toda la dignidad artística de las obras creadas para durar. Si tuviéramos que hablar de una New-New quizás habría que empezar unos años antes, en Mozart, por ejemplo.

© Manuel Garrido Palacios