Chagall

Chagall
Les Amoureux en vert (1916-17)
Huile sur carton marouflé sur toile 69,7 x 49,5 cm
Centre Pompidou, Musée national d’art moderne
Centre de création industrielle, dation en 1988
En dépót au musée national Chagall, Nice.
Exposition 
Chagall. Une vie entre guerre et paix
Musée du Luxembourg
Paris

JOSÉ LUIS BALBÍN

JOSÉ LUIS BALBÍN
nombrado
HIJO PREDILECTO DE PRAVIA (Asturias)
17 enero 2015

Mahler

Gustav Mahler

Un sábado cualquiera trajo una gloria añadida al paisaje del viejo pueblo de Punta Umbría. En honor de la belleza, tan cercana a lo divino, se congregaron en su Auditorio: Teatro del Mar de la Casa de la Cultura, los componentes de la nueva hornada de la Orquesta Joven de Andalucía, dirigida por Arturo Tamayo, curtido en el Conservatorio de Madrid, su cuna, y en las aulas de Boulez en Basel, Rowicki en Viena y Fortner, Traves y Huber en Friburg, donde se diplomó en Dirección de Orquesta en la Escuela Superior de Música. Sumemos a esto haber sido director invitado en los festivales de Salzburgo, Lucerna, Viena, Londres, Venecia, Florencia, Holanda, Paris, Berlín... aparte de estrenar obras de Cage, Xenakis, Rihm, Ohana, Bussotti, Castiglioni, Luis de Pablo, Kagel, Olavide, Manzoni, Manoury, y colaborar con Berio, Stockhausen, Messiaen, Petrassi, Nono, Lutoslawski, Feldmann, Lachenmann o Sciarrino.
Todo este lujo artístico ofreció en Punta Umbría una obra musical de excepción: la Séptima Sinfonía de Gustav Mahler, comenzada en el verano de 1904 y terminada un año después, cuyo estreno fue en Praga en 1908 bajo la dirección del compositor.
Bien dice Enrique Amodeo que esta obra, fascinante y difícil, cabalga recia entre el romanticismo y la modernidad. Su avanzada armonía, con disonancias y modulaciones abruptas, diluyen la tonalidad, y el uso del intervalo de cuarta juega tan gran papel, que es el que Schönberg reflejará después en su Sinfonía de Cámara, op. 9. Desde el elemento romántico por excelencia, la Noche, la marcha hacia la luz de la obra se produce por los constantes y sorpresivos cambios en cada movimiento: 1 Adagio-Allegro; 2 Nocturno. Moderato; 3 Scherzo. 4 Nocturno. Amoroso; y 5 Rondó. Finale. Allegro.
La Orquesta Joven de Andalucía ya ha roto lindes y ha actuado en Madrid, Barcelona, Segovia, Valencia o Murcia. En 1996, en memoria de Manuel de Falla, grabó El Amor Brujo y Noches en los jardines de España, bajo la dirección de Juan de Udaeta. Los actos realizados recibieron el Premio Español de la Música al mejor evento internacional, promovido por la SGAE y la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes.
Pero más allá de los fríos datos biográficos del conjunto -aunque necesarios- lo emocionante en este caso es la constatación de una cantera de promesas. No todas las orquestas consiguen poner en vilo a un público con toda una Séptima Sinfonía de Mahler, que, como decía Tamayo entre bambalinas: “si toda la obra de Mahler es compleja, ésta se lleva la palma”.
Emocionante, porque no es la Andalucía que estaba en el escenario la de “charanga y panderetea, cerrado y sacristía”, sino la capaz de situar en primera fila cultural a lo más granado, a su juventud, para interpretar las ideas estéticas más vanguardistas; y, además, hacerlo tan soberanamente en Punta Umbría, pueblo que brilla con luz propia en su programación cultural, en la que tanto tiene que ver el poeta Uberto Stabile.
En este tipo de sucesos se vislumbran juntas la promesa y la esperanza de que se está trabajando un horizonte para un mundo mejor, que parece poco, cuyas señas de identidad las manejan ya “muchachas y muchachos” que, al decir de Miguel Hernández, “no dejarán desiertas ni las calles ni los campos”.

© Manuel Garrido Palacios

© Imagen de Hans Schliessmann (1901)

Carmen Palanco

EL CAMINO DE LOS SAUCES
Carmen Palanco

LA BREVE HISTORIA DE UN IMPULSO

Carmen Palanco tiene la firme voluntad de volcar sobre el papel lo que siente, lo que recuerda, lo que piensa, lo que ha vivido en sí misma, lo que ha visto vivir a otros. Su irrevocable decisión de escribir conmueve porque sale al ruedo de las letras queriendo de verdad hacerlo, convencida de ello, no picoteando tres párrafos y un punto, sino con el manjar clave, la piedra de toque: la novela. Al principio le salió de la niebla de la memoria un esbozo, un temblor, un manojo de sensaciones. Luego, tras pulir el estilo y tomar nota de que el toro de la escritura estaba frente a ella en ese redondel de la vida donde todo pasa, le dio forma a lo que hoy nos ofrece: un mundo poco conocido encajado en una residencia de mayores con un camino orillado de sauces. Ya está aquí esa novela, su primera novela, el hermoso relato que viene a continuación, su estreno, su salir a la luz; páginas en las que ha plasmado el latido humano que ha sido su motor, su motivo, su qué.
Tuvo un buen maestro, Odón Betanzos. La atención generosa del poeta –un privilegio, sin duda- fue un alimento impagable para el oficio de escribir, al que se le añadió el apoyo paralelo e incondicional de Amalia Migues. Un hombre y una mujer a quienes Carmen dio cariño y de los que lo recibió multiplicado. Ella sabe la importancia que la atención de Odón y de Amalia tiene en su quehacer literario; la llama ‘mi verdadera herencia, la que ha enriquecido a la persona que soñaba con escribir’. Carmen sacaba la sustancia de las palabras calmadas que surgían cada tarde en la casa del poeta en Mazagón, o en la Fundación rocianera. Una consecuencia de ese magisterio es el tacto que aplica al tratar su propia obra. La escritora dice: ‘sé que estoy en la prehistoria de mi misma, de mi creación y que con humildad debo seguir aprendiendo por respeto a mi integridad’. No cabe estar más con los pies en el suelo. 
Ahí se fraguó la escritora Carmen Palanco, la misma que ahora estrena su ópera prima y que tanto hubiera deseado ofrecérsela a ellos dos, que ya no están. Tanto Odón como Amalia le intuyeron el fondo y la animaron a traerlo arriba: un fondo claro de ideas y de palabras que hoy dan su fruto: esta hermosa novela.
Esta es la breve historia de un impulso necesario. Lo demás viene ahora. Esta novela y las próximas, ya escritas y en capilla, son el ejemplo de una vocación cogida a tiempo, de un tomarle el pulso a la vida, de un exprimir la memoria, de un estilo tallado con el tesón a prueba de tormentas. Y, sin dudarlo un momento, de la gracia al escribir y de la capacidad adulta de aquella niña que un día le mostró a Odón unos papeles emborronados: Carmen Palanco.

Manuel Garrido Palacios
ANLE · Nueva York 2014



POEMA

Haz las cosas bien aunque no te den las gracias;
me dijo un viejo cantor del tiempo...
mejórate sin que te sentencien,
ámate sin que te lastimen...
amplía la condición limitada con la que naciste.
Construye tu obra y tendrás una oportunidad
en caso de que haya camino en las estrellas.
Somos una energía con destino incierto,
no pierdas el tiempo en esperar,
ni en preguntar aquello
que sólo tú te debes contestar
.
© Carmen Palanco

GEORGE ELIOT

GEORGE ELIOT
Las novelas tontas de ciertas damas novelistas
Trad. de Gabriela Bustelo
Ed. Impedimenta

"George Eliot
 es de las pocas autoras del XIX
 que escriben como una verdadera adulta"
                                         (Virginia Woolf)

Punzante, entretenidísima y profundamente lúcida, George Eliot parodia las tópicas novelas que dominaban los listados de ventas de su tiempo, con sus encantadoras y hermosas heroínas, y sus previsibles y azucarados finales. Sin cortapisas, sin reservas impuestas por los convencionalismos sociales y culturales de su tiempo, con un sarcasmo feroz y la agudeza intelectual que le es propia, Eliot pasa implacable factura a los desaciertos de la narrativa más ramplona de algunas afamadas escritoras de su época. En el que fuera su ensayo más célebre, cuyo tema sigue despertando polémica en nuestros días, la genial autora inglesa plantea sus tesis con un toque de ironía a partir de ejemplos representativos de los argumentos predecibles, los personajes falseados, los estilos remedados y los diálogos inverosímiles que ciertas damas novelistas pusieron al servicio de sus pretensiones moralizantes, prosaicas o, directamente, jactanciosas. George Eliot, seudónimo de Mary Anne Evans, nació en Chilvers Coton (Warwickshire), en 1819. Su padre era agente inmobiliario. Estudió en la escuela local de Nuneaton y en un internado de Coventry.
Gabriela Bustelo, escritora y traductora, pasó su infancia entre París y Washington DC, donde estudió en el Saint Patrick’s School. Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera de traducción con El libro de la selva, de Rudyard Kipling, y ha traducido al español a Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Raymond Chandler o Margaret Atwood, entre otros. Para Impedimenta ha traducido Las señoritas de escasos medios.

© Ed. Impedimenta

Carmen Busmayor

HISTORIAS DE LA FATAL OCASIÓN
Carmen Busmayor
Calambur Ed.


“Nadie ama la poesía como un ruso”, dice Pasternak en Zhivago. Siempre se exagera un poco en cuestiones que se nutren de la pasión, misteriosa estancia hecha de latidos. Definir la poesía es otro cantar. Podría ser conectar con la belleza a través de cualquier sentido más allá de la palabra. Valga un silencio. Lo cierto es que el camino que venimos recorriendo para acceder a la poesía es el del verso, dicho, cantado o escrito, forma literaria que parece acaparar la intención del término, a pesar de ser tan amplio el horizonte abierto.
Así las cosas, me hago con el libro de poemas “Historias de la fatal ocasión”, de Carmen Busmayor (León 1952), premiada varias veces por su obra poética, obra en la que la autora, Doctora en Filología Hispánica, reflexiona sobre el siempre nebuloso “adiós”, esta vez, “de relevantes escritores suicidas”.
Antonio Colinas dice en el prólogo que “hay dos maneras fundamentales de abordar un libro de poemas; una, acumulándolos en un proceso que arranca de ese momento mágico del que brota el primero de los versos, ése que al parecer alguien nos dicta; luego, planteándose un tema previo, predominante”. El libro de Carmen Busmayor “se decide claramente por esta última opción eligiendo un tema ambicioso y turbador: el del suicidio y los suicidas. Pero no nos encontraremos en él con anónimos suicidas, sino con […] escritores excelentes”; es decir, el libro alude a “uno de esos grandes temas —amor, naturaleza, tiempo, más allá, muerte— que están presentes en la tradición literaria y que el poeta no puede eludir. Es la muerte el tema central de este libro”, pero más que de la muerte misma, por si no bastara, de “los instantes previos en los que, quizá, el suicida repiensa su vida y decide sobre ella”.
Con la actriz Aída Peruzzi, compañera de Salgari, Carmen Busmayor comparte el saber “de la que es amada y pierde la razón entre espumas de luces heridas / por disparos de olvido. // Mis labios son la herida informe / que suscribe el duelo antes y después del rasear de los buitres. // He buscado caminos, muchas veces / patios hábiles para la claridad del consuelo y a menudo he encontrado / tan sólo las vísceras de la desolación”.
A Antonia Pozzi, “poetessa italiana” le dice que “al caer la noche, en sigilo, ciego / en la turbiedad, no deserta. No. Desgarra, / precipita la rueca del aliento / tal si fuesen las veloces esquinas del aire / o la misma luna ebria de morfina y sueño / en la audaz insistencia de la debelación”.
De Virginia Wolf escribe que “no fue el mar quien echó raíces en sus pies, pesadas piedras / en los bolsillos de su abrigo tampoco. // Porque el mar, enorme en el desacuerdo / y la misericordia, no posa sus ojos / en la lúgubre travesía de quienes suman cansancio / con sus dedos, / con su voz, / con sus piernas entrelazadas, / con la muelle sensación / de la riqueza, / con sus pupilas / teñidas de desencanto, / con todo, / con todo”.
Para Mario de Sá-Carneiro, fundador con Fernando Pessoa de Orpheu, “atrás queda la tarde. Tendida en el cansancio. / Lisboa, el ojo circular de la amistad. / París, una parcela de orillas o el pálido temor de quien / evita su pesada certeza. La dudosa trinchera / de un cuerpo culposo. Esta hora de miseria / sin límites, de luz lastrada por doquier”.
Gabriel Ferrater dijo que se suicidaría a los 50 años y lo hizo. Busmayor escribe que “podría ser en las proximidades del tedio / o en medio del beso oscuro de la desposesión. / Anonimado en cada sombra, / sentado en la euforia / o sobre la enlutada transparencia de la luz / o mordido por el óxido de la desobediencia / derrumbado en estratos de hiel / o ungiendo su cordura sin una brizna de entusiasmo. // Sucedió. En la alegre república del aire / Como si fuese hoy mismo”.
“Gracias a la vida” forma parte del legado de Violeta Parra, con la que Busmayor dice que “no resulta fácil desembocar en la belleza / inmarcesible ante la promesa de quien mata al mensajero. / Sin la poderosa caricia de lo pleno no hacer / de la sonrisa una intensa demolición o retener una dulce música // Con demasiada frecuencia la vida es un lugar / para la asfixia, y en tales momentos un rayo de luz, / ni siquiera una nota de estrellas al completo, / salva la impotencia. Una anemia profunda pone la esperanza / en fuga y ya no es posible poner en práctica el oficio / de mirarse a una misma con complacencia / o, al menos, con una arboleda benevolente / arraigada en el valle del corazón”.
Sí; exagera Pasternak. Rozan la treintena las “Historias de la fatal ocasión” trazadas por Carmen Busmayor (Calambur 2008), obra en la que “las horas han tejido esta certeza / con paciencia de isla”. Libro pura-esencia, de los de “asomarse al brocal del pozo del abismo / para conocer que no existe abecedario / para escribir sobre el mar y las estrellas / porqué alguien decide negarse el regreso / si nunca nos volverá a regalar su cara, su voz, / el oro existente bajo su piel”.
La autora sabe que, como declara la cita de Albert Camus que encabeza su obra: “no hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio”. Son palabras que se suman, aunque la belleza de lo escrito por Carmen Busmayor no las necesite.

© Manuel Garrido Palacios

Juan Gelman

Juan Gelman
Buenos Aires, 1930-México, 2014

Viendo a la gente andar, ponerse el traje,
el sombrero, la piel y la sonrisa,
comer sobre los platos dulcemente,
afanarse, correr, sufrir, dolerse,
todo por un poquito de paz y de alegría,
viendo a la gente, digo, no hay derecho
a castigarle el hueso y la esperanza,
a ensuciarle los cantos,
a oscurecerle el día,
viendo, sí,
cómo la gente llora en los rincones
más oscuros del alma y sin embargo
sabe reír y sabe andar derecho,
viendo a la gente, bueno, viéndola
tener hijos y esperar y siempre
creer que van a mejorar las cosas
y viéndola pelear por sus riñones,
digo gente,
qué hermoso andar contigo
a descubrir la fuente de lo nuevo,
a arrancar la felicidad,
a traer el fruto sobre el lomo, hablar
familiarmente con el tiempo y saber
que acabaremos y de una buena vez
por ser dichosos,
qué hermoso, digo, gente, qué misterio
vivir tan castigado
y cantar y reír,
¡qué asunto raro!


OFICIO


Cuando al entrar al verso me disloco
o no cabe un adverbio y se me quiebra
toda la música, la forma mira
con su monstruoso rostro de abortado,
me duele el aire, sufro el sustantivo,
pienso qué bueno andar bajo los arboles
o ser picapedrero o ser gorrión
y preocuparse por el nido y la
gorriona y los pichones, sí,qué bueno,
quién me manda meterme, endecasílabo, 
a cantar, quién me manda
agarrarme el cerebro con las manos,
el corazón con verbos, la camisa
a dos puntas y exprimirme,
quién me manda, te digo, siendo juan,
un juan tan simple con sus pantalones,
sus amigotes, su trabajo y su
condenada costumbre de estar vivo,
quién me manda andar grávido de frases,
calzar sombrero imaginario, ir
a esperar una rima en esa esquina
como un novio puntual y desdichado,
quién me manda pelear con la gramática,
maldecirme de noche, rechinar
fieramente, negarme, renegar,
gemir, llorar, qué bueno está el gorrión
con su gorriona, sus pichones y 
su nido, su capricho de ser gris,
o ser picapedrero, óigame amigo, 
cambio sueños y música y versos
por una pica, pala y carretilla.
Con una condición:
                             déjeme un poco
e este maldito gozo de cantar.


© Juan Gelman. Del libro Violín y otras cuestiones.

Revista de Folklore 394 · Parpalacio 78

Revista de Folklore 394 y Parpalacio 78
Urueña · Valladolid

Revista de Folklore 394
Sumario:

· Editorial: Joaquín Díaz (Director)
· La mantis verde en Madrid: la magia del simbuscarle: José Manuel Fraile Gil
· Gastronomía, arte culinario y bebida en la fiesta de Moros y Cristianos: Miguel Ángel Martínez Pozo
· El protagonismo femenino en el ámbito musical histórico (I): María Soledad Cabrelles Sagrado
· El Corpus en Extremadura: José Luis Rodríguez Plasencia

Parpalacio 78

Las Crónicas de los Reyes de Castilla están plagadas de ejemplos en los que el protagonismo de las "yerbas" es significativo y letal. La época de la últimamente tan televisiva Reina Isabel, es como para sospechar de todo y de todos. Su hermano, por ejemplo, denominado "el Inocente" por el poeta Jorge Manrique que alabó la excelencia de su Corte arevalense, se ve obligado a dejar la Villa por el temor a una peste que se declara en ella, y viene a morir poco después en Cardeñosa por unas hierbas con que le adoban una trucha… Leer + ...

Manuel Garrido Palacios

L'ABANDONNOIR
roman
Traduit de l'espagnol par Isabelle Toledo et William Rozenblat

A Herrumbre, petit village perdu au milieu d'un nulle part maudit, il ne reste plus personne, sauf un vieux corps allongé sur son lit de mort qui, en attendant son enterrement, raconte, à son vieil ami Tasio qui le veille, l'histoire de son village et de ses habitants. Sans même savoir si celui-ci, unique et dernier survivant, est capable de l'entendre, le mort se lance dans un interminable soliloque d'une vitalité extraordinaire et plonge dans les abîmes d'une mémoire collective peuplée de personnages pittoresques, d'anecdotes quotidiennes, d'intrigues, de tragédie, d'amour et de haine.

LE FAISEUR DE PLUIE
roman
Traduit de l'espagnol par Isabelle Toledo et William Rozenblat
Pour raconter l'histoire d'Herrumbre, petit village perdu dans un nulle part maudit, il ne fallait pas moins d'une trilogie. Le faiseur de pluies en est le deuxième tome. Dans ce roman, Manuel Garrido Palacios mesure la vie à l'aune de l'être humain qui nous raconte, tel un choeur infatigable, la tragédie d'un conflit, jamais résolu, la tragédie d'hommes et de femmes dont l'existence, ils le savent, est condamnée à l'oubli (...) mais qui tiennent quand même à raconter leur histoire, si modeste soit-elle, pour témoigner de leur passage dans " ce quelque chose entre deux riens" qu'est la vie.
NUIT DE CHIENS
roman
Traduit de l'espagnol par Jean-Marie Flores

Le chien est le meilleur ami de l'homme mais l'homme, quelquesfois, par égoïsme ou indifférence, ne répond pas toujours à cette amitié. Il n'hésite pas à l'abandonner sur les routes ou dans un chenil dès qu'il devient encombrant. Dans ce recueil, Manuel Garrido Palacios nous offre par petites touches très fines un magnifique tableau mettant en relief la générosité désintéressée de l'animal.

© L'Harmattan

Miguel Ángel · Crocifisso

II Crocifisso di Santo Spirito
Miguel Ángel Buonarroti 
Florencia


Cuando en 1962 se hace un censo de crucifijos toscanos -estilo, historia, tipología-, a Magrit Lisner le llama la atención uno de madera guardado en la pared del Refectorio del Convento de Santo Spirito y pide que se restaure. Eliminado lo sobrante, sale a la luz una obra que la estudiosa alemana identifica como el crucifijo que Miguel Ángel había realizado -según escribieron sus biógrafos Condivi y Vasari- para Niccoló Bichiellini, prior de Santo Spirito, a cuyo hospital anexo el artista acudía para sus estudios de anatomía. En 1964, el crucifijo es expuesto -como obra juvenil de Miguel Ángel- en Roma (Palazzo delle Esposizioni) y en Florencia (Casa Buonarroti). En diciembre de 2000 vuelve a Santo Spirito. Su ubicación originaria, "sobre el medio tondo del altar mayor", anota Vasari, tras unas modificaciones estructurales en los primeros años del Seicento, ya no es apta para acoger la obra. Se elige la Capilla Barbadori. Miguel Ángel habría esculpido el crucifijo entre 1493 y 1494, a los 18 años de edad. Dice Vasari que Miguel Ángel hace la figura "al gusto del prior" quien le dio "disponibilidad de estancias". El lugar donde debía colocarse ejerce su influencia sobre las características de la obra. Condivi añade que la altura del Cristo es "poco menos que la natural (de una persona)". El crucifijo es la primera obra de Miguel Ángel para una iglesia y, probablemente, la primera de sus figuras de grandes dimensiones. Miguel Ángel esculpe el cuerpo del Cristo desnudo. Lo asombroso en el Cristo di Santo Spirito es el sentido de la superficie viva, del cuerpo modelado, casi real por su naturalidad, que Vasari describe como hecho de "carne y delicadeza..." 

© 
Ayuntamiento de Florencia. Asesoría para la Cultura

Torillo andaluz

               

El torillo andaluz es un pájaro con planta de codorniz, más chico. No es que no quisiera estar junto a nosotros, sino que lo echamos de nuestro lado, es decir: matamos los últimos ejemplares que quedaban en un arranque de valentía, fuerza, poder y otros atributos de nuestra especie. Hace décadas que su mugido, más que canto, no se escucha en los bosques del Sur, y que su nombre aparece en los tristes catálogos de especies que desaparecen; mugido que podía hacer temblar al más pintado en mitad de la noche por su similitud con el del toro; eso parecía (de ahí el nombre) detrás de un seto, en vez de una tímida criatura de pocos centímetros bajo un matojo. Unos investigadores andan empeñados en retomar el final del torillo andaluz y convertirlo en principio; o lo que es lo mismo: devolverlo a su casa natural. Proyecto que empezó sólo con la idea, pero que ha tomado rango de relaciones internacionales. Hace un tiempo se presentó el resultado de la prospección llevada a cabo en Marruecos a la búsqueda de este animal que se fue de nuestro lado. Y los datos fueron alentadores, capaces de mantener viva la esperanza de recuperarlo. Mediante equipos sonoros de identificación pudieron detectar la presencia del torillo andaluz al sur de Marruecos, grabaron sus huellas, intuyeron la ubicación de sus nidos, aunque no llegaron a verlo, como si el pájaro se hubiera vuelto más esquivo de lo que era y huyera de los humanos. Eso sería una interpretación idealista, pero deja abierto el debate de por qué el hombre destruye indiscriminadamente el mundo como si éste fuera su cortijo particular. 

© Manuel Garrido Palacios

Niccoló de Bolonia

Niccoló de Bolonia (1435-1494)
Carga de provisiones en el barco
Biblioteca Apostólica Vaticana
Roma

Fra Angelico

Anunciación
Florencia · San Marco
Puerta del Armario ‘degli Argenti’ [de la Plata]
Anunciación (1438-445)
Florencia · San Marco
Fresco 176x148
Anunciación (h. 1440) Fresco 250x297 
Florencia · San Marco
Colofón de la escalera de acceso a las celdas
Guido di Pietro dit Fra Angelico
Florence, 1417-Rome, 1455
Le martyre des saints Cosme et Damien (1438-1443)

Elément  de la prédelle du retable commandé par la famille Médicis pour orner le maître-autel, dédié aux saints Cosme et Damien, du convent du San Marco de Florence. A cet ensemble appartenaient La Vierge et l’Enfant entourés d’angel et de saints,  (Florence, Museo di San Marco), peut-être flanquée à l’origen de pilastres peints avec de petites figures de sainsts, et huit autres éléments de prédelle partagés entre le Museo di San Marco et les museos de Munich, Dublin et Washington. La scène est délimitée de chaque côté par deux pilastres dorés. 

MGP     

Santi Feliú por Alexis Díaz-Pimienta

Réquiem por Santi Feliú
Alexis Díaz-Pimienta

Estas décimas no fueron escritas, fueron improvisadas, en la cantata y homenaje póstumos que le hicimos a Santiago Feliú en La Habana, al día siguiente de su muerte, tan repentina y triste. Yo había acabado de llegar y no pude dejar de ir al patio del Instituto Cubano de la Música. Allí había cientos de amigos y admiradores. Yo no iba a actuar, iba de público, a rendir tributo al gran Santi. Pero varios amigos me pidieron que actuara, y uno de ellos me dijo antes de subir al escenario: ¡Pobre Santi, estaba tocando el piano cuando le dio el infarto! Subí y nacieron estas décimas que meses después alguien transcribió de las grabaciones de vídeo, y las puso en Facebook. Gracias, Ivette Carnota, por haberlas compartido conmigo. Mi recuerdo eterno al gran poeta, al gran artista Santiaguito Feliú. La foto es de Alejandro Ramirez, tomada de un artículo de Mónica Rivero en el portal Oncuba: http://oncubamagazine.com/cultura/santiago-feliu-melodia-desenfado-poesia/

Estaba tocando el piano
Cuando sintió un dolor fuerte.
Callada llegó la muerte
Para callar al hermano.
Estaba tocando el piano
Tranquilo, de madrugada.
Estaba como si nada,
Como siempre, componiendo,
Estaba sueños tejiendo,
Con el sol en la mirada.
Estaba tocando el piano
Cuando la muerte llegó.
Una canción se quedó,
Sangrando entre mano y mano.
Estaba tocando el piano
Cuando se le fue la vida.
Su cuerpo tuvo una herida
Que no pudo soportar.
En todo Infanta y Manglar
Se escuchó su voz dormida.
Estaba tocando el piano,
Componiendo una canción,
Diciéndole a la razón:
Aún queda aquí un ser humano.
Estaba tocando el piano,
Donde quiera se escuchaba
Una tercera, una octava,
Una tecla, otra, su voz.
Y de pronto pasó Dios
Porque lo necesitaba.
Todo el mundo lo recuerda
Como un hombre coherente,
Viviendo derechamente,
Pero soñando a la izquierda.
Su mano zurda concuerda
Con el zurdo ser humano.
Muerte, quisiste temprano
Callarlo, ponerlo triste.
Muerte, pero te jodiste
Estaba tocando el piano.

© Alexis Díaz-Pimienta
www.proyecto-oralitura.blogspot.com
Almería. Granada. España

Alosno

Foto histórica extraída del libro
ALOSNO, PALABRA CANTADA
(Fondo de Cultura Económica. México-Madrid)
Sebastián Perolino, Juan Díaz, Paco Toronjo
y Bertolomé Cerrejon, el Pinche

Se celebró en Alosno –tu pueblo, el mío– un homenaje a Paco Toronjo, que es como decir un homenaje al fandango, esa seña de identidad cantada que él convirtió en monumento con su modo al expresarla. Sucedió coincidiendo con el concurso anual que Alosno hace a ese tesoro que es su cante, si no fuera poco el rosario de celebraciones propias que luce durante el año y que le llegan de tan antiguo.
Emociona comprobar que exista un pueblo que siga alimentando su alma de sus ricas esencias; un pueblo que tenga tanto que decir y lo diga en cada ciclo vital con una seriedad y una elegancia conmovedoras; un pueblo que no recurra a espectáculos efímeros de los que pasan sin pena ni gloria, sino que sea capaz de abrir su despensa de valores y sacar unas Cruces de Mayo únicas, remotas, templos sagrados del amor pendiente, de la vida, y siga después con su San Juan, que es cita obligada, recuento alosnero, y que ahora, desde hace unos años, se descuelgue con una convocatoria de hondas raíces para darle aire al fandango: una de esas perlas invalorables que guarda en el cofrecillo de los sentimientos.
Alosno es un Universo. ¡Si lo sabrá quien esto escribe! Es cierto que formando parte del Universo global; o, reduciéndolo: del provincial, del nacional, pero aportando tal torrentera de elementos, que a poco que se “engarafite” desborda cualquier valoración que se haga. Y es así porque las nuevas generaciones, por un impulso misterioso, por un latido cuya dimensión escapa a los razonamientos, retoma el pasado, lo remoza, lo hace más suyo –porque suyo es ya– y lo encauza por la vida con una fuerza que sorprende, que rompe esquemas y que, sin salir de ese Universo, vuelve a fijar a cada poco las reglas por las que la fiesta íntima del pueblo tiene que caminar.
Digo esto porque hace algunos años grabé un disco con su gente –pronto se va a reeditar– llamado así: Alosno, en el que, por poner un ejemplo, Rosario Correa cantaba unas seguidillas alosneras (que no sevillanas) con la música que ella traía en la memoria y que correspondía al viejo romance que cuenta los amoríos de Gerineldo con una infanta. Aparte de la belleza que destila esa música (puedo decir que de las veintitantas versiones que he recogido, la alosnera es la melodía resuelta con más gracia) pensé al escucharla que era un camino a seguir para las músicas populares que podían caer en desuso: darles otra expresión además de la suya. Y para mi sorpresa, este año, en varias “colás” pude comprobar que lo que se cantaba, entre otras seguidillas alosneras, era la melodía del romance de Gerineldo, con lo que el milagro de la transmisión oral estaba cumplido.
Alosno es un pueblo de creadores, de oídos finos y voces que te remueven por dentro. Es pueblo que escucha al que viene a cantar, pero hasta ahí, porque Alosno se basta para cantar sus cosas, que es cuando saca a relucir esa esencia, ese pulso acelerado, esa humedad en los ojos, ese estado en el que se unen pasado, presente y futuro en una noche de pura emoción. Es lo que viene en llamarse una “alosnerá”.

© Manuel Garrido Palacios

Benito Lamenca

Benito Lamenca
OASIS DE PERDICIÓN
7 á 31 enero 2015
Sala de Exposiciones Granada
Paseo de la Estación, 6
JAÉN

MIGAS

MIGAS

Este es un plato a base de pan, papas, pimientos, ajos, agua, sal, aceite y manteca de cerdo. Según Juan Canterla, en la aldea de Castañuelo «cuando se sembraba había que madrugar. A las cinco de la mañana salía un lucero muy reluciente y era la señal que teníamos, sin otro reloj. Si habría gañanes, que conocí en el Esparragal hasta veinte cangas de mulos en la misma besana. Los más viejos eran los encargados de hacer las migas para el desayuno».
Las migas portuguesas llevan huevos batidos, pan, comino, pimentón y panceta. Las de pan duro se hacen con aceite, panceta, chorizo y ajo. Las campesinas, pan duro humedecido frito en rica grasa de cerdo. Las de matanza, hígado y asadura. Las de pastor se hacen con pan asentao, aceite, grasa, ajo, sebo de cordero, sal y agua. Con picotazos de unas y de otras pueden componerse otras recetas migueras a gusto de cada paladar, como las migas mudéjares o moriscas, teniendo siempre en cuenta lo que marca el refranero: «las de pan, a las dos vueltas están; las de labrador, contra más vueltas, mejor», según la palabra de Carmen en Santa Ana la Real.
Benito de la Morena aporta este dato: "En Cádiz se toman como desayuno sólo poniendo las migas refritas, sin aderezos; también con uvas están muy ricas en postres".
En la marisma se trocea el pan a navaja o a pellizcos; se le pone una pizca de sal y agua y se deja reposar. A la mañana siguiente se hace un sofrito con ajos y aceite y se le añade el pan, mezclándolo todo en un perol de hierro. José Carretas las sabe hacer así: «Desmigo el pan a retorciones, si lo tengo, del día anterior, asentaíto; luego echo en un cacharro agua con sal, no mucha; hago mi prueba al estilo de una comida, y cuando lo veo bien voy echando tongás de pan en un plato aparte rociándolo como se hace al planchar la ropa; cuando ya está la miga empapaíta la empiezo a mover al estilo de un harnero de estos de cernir el trigo, tirándola al aire y recogiéndola, sin dejarla esponjar, para que quede suelta. La dejo reposar cinco minutos mientras pongo un dedo de aceite en la sartén y echo los ajos, sueltos, con la cáscara, diente por diente, a razón de una cabeza por persona; ya que están doraditos, los saco, echo el pan y lo muevo a fuego lento; si es de carbón, mejor, más rico sale; se empapa todo el aceite y no dejo de meter y sacar la paleta como oreando el pan, y en cuantito toma su color, añado los ajos que saqué antes. Algo más de meneo y a la mesa. Es comida antigua. Lo suyo es usar un perol de hierro y comerlas con cuchara de madera, dando sorbos de café negro». Los villancicos dicen:
En el portal de Belén
un pastor hacía sus migas
se le cayó la sartén
y acudieron las hormigas.

Sobre las migas de pastor, en el Andévalo, a las que llevan leche en vez de agua se les llaman migas canas. Cada quien le pone lo que tenga más a mano y en el oficio de pastor, ya se sabe. Del color le viene el nombre. «Cuando se hace la matanza del cochino, a renglón seguido nos ponemos a hacer las migas de invierno con papas fritas o cocidas, pan y un chorreoncito de mosto. Luego se quita el aceite y se añade ajo y sardinas embarricás». Las migas de perro se hacen en Zalamea la Real con pan, agua, sal, ajo y aceite; se suelen comer con sardinas asadas.
-Oiga, ponga otra ronda y un plato de migas igualito al anterior. Gracias.

© Manuel Garrido Palacios

Nelly Kaplan

Nelly Kaplan
Memorias de una lectora de sábanas
Edit. Luces de Gálibo. Narrativa (nº 1)
Libro incomprensiblemente inédito en castellano hasta hoy
(Ed.) Traducción: Marina Abad