Poemario de los juegos

CANCIONERO POPULAR INFANTIL
-Poemario de los juegos-
Manuel Garrido Palacios
Prólogo de Concha Casado Lobato
Directora Honoraria de la 
Revista de Dialectología y Tradiciones Populares del C.S.I.C.
Editorial Calima · Madrid – Mallorca



Este bellísimo Poemario de los juegos infantiles ‘sabe -como escribe el autor- a pura arqueología del alma, a eco de un algo que, por pasar tan rápido, parece que no existió’. Canciones y juegos recogidos en los pueblos de España, que nos hacen revivir un mundo íntimo y lejano a la vez, lleno de imaginación y de creatividad: una etapa que todos hemos vivido y cuya huella nos acompaña siempre. 
Juegos en la calle o en la plaza, participativos, ingeniosos, alegres. El instrumento que emparejaba con determinados juegos era creado por el niño con los elementos simples que le facilitaba el entorno, como podía ser una piedra para jugar a la rayuela, una cuerda para saltar a la comba, un hueso de oveja o cordero para jugar a las tabas o unos palos para la chirumba. Había juegos que no necesitaban de ningún instrumento o juguete: juegos de saltar, correr y escondite, y tantos otros que han venido transmitiéndose oralmente durante generaciones. 
Estos juegos en espacios abiertos, espontáneos y creativos, ocupaban muchas horas del día en la vida del niño. Ahora se tiende hacia otro tipo de juegos, en espacios cerrados y más en solitario, con máquinas y sofisticados juguetes: un juego posiblemente menos creativo, menos abierto, más individualizado.
La mayoría de los juegos tradicionales, principalmente de las niñas, iban acompañados de canciones, un tesoro ya casi olvidado que Manuel Garrido Palacios nos ofrece, con su sugerente prosa, para nuestro gozo. Y no ha querido presentarnos estos juegos y canciones ordenados por sexos o temas; ha preferido dejarlos sueltos en su libro ‘hecho plaza pública donde todos los juegos se juegan a la vez en medio del juego de la vida’. Una forma sorprendente. Juegos y canciones que podríamos calificar como reliquias de ese mundo infantil que, aunque se fue, seguimos llevando dentro.

© Concha Casado Lobato