VIAJE AL PAÍS DE LAS LEYENDAS

VIAJE AL PAÍS DE LAS LEYENDAS
Manuel Garrido Palacios
Ed. Castilla. Valladolid

Leyenda: Narración tradicional que no se ajusta a la verdad histórica; de legenda, cosas que deben leerse, que se leen. 

© Joan Corominas

La leyenda es una especie de memoria lejana, como el mito; un relato de algo que pudo ocurrir, un hecho impreciso que derramó sobre los tiempos su eco y que a pesar de los siglos devoradores y de las burocracias aplastantes, sigue tan vivo en nuestras conversaciones que no desaparecerá jamás.

© Julio Caro Baroja


Unos se afanan en pegar al pasado el concepto de Historia, juego de causa/efecto que pretende dar norte de todo con pelos y señales. Otros lo emparejan al mito, punto de vista desde el cual los hechos no se suceden en un rígido desfile de fechas, ni esto es causa de lo otro; nada tiene por qué ser después de nada. Son aquellos cuyas memorias retienen la esencia (arquetipos), agarran lo que les conviene de los hechos históricos y, ya puestos, no les importa serle 'un poquito' infiel a lo que pudiera estar recomprobado con el Carbono 14. Entonces todo asume su propia lógica y nace el encanto y el milagro del encantamiento, con el que se quiebran las siempre quebradizas leyes que rigen a los humanos. Los primeros suelen identificarse con el ámbito urbano; los segundos, con el rural, aunque tampoco esto debe ser un frío dos por dos son cuatro.
Dice Feijoo en su Teatro Crítico que *el vulgo no cuida de examinar qué origen tiene la noticia; bástale saber que es algo antigua para venerarla, a manera de los egipcios, que adoraban el Nilo, ignorando dónde y cómo nacía y sin otro conocimiento que el que venía de lejos+. Y se pregunta *si no produce risa+ oír no sólo a rústicos y niños, sino a venerados sacerdotes, que hay una mora encantada que se ha aparecido varias veces, cosa que oyeron a padres y abuelos. 
Al hilo de esto me gustaría añadir que, más que risa de suficiencia de erudito, al participar del encanto colectivo, de la convivencia con los antepasados en la más perdida aldea, uno sólo tiene capacidad para abrir una sonrisa, pero de ternura, de una gran ternura hacia esa gente cuya imaginación está viva y no seca, a pesar de la agresión constante que reciben estas flores de lo imaginario que, en último extremo, no se conoce que hagan daño a nadie. 
Por esos vericuetos andan las leyendas, reliquias populares transmitidas oralmente durante siglos, viajeras a lomos de voces quedas y de latidos. Cierto que se escriben y se recogen en colecciones, transmisión que no les resta su carácter acuñado de literatura de tradición oral.
Ya que han sido contadas antes que escritas y siguen contándose, podrían confundirse con los cuentos; pero tienen su distingo. Mientras que los cuentos tienden a ser intemporales, a no fijar espacio, a carecer de patria, y bien pueden servir en tantos casos de puro entretenimiento, las leyendas, por contra, hacen referencia a fechas y a sitios concretos, llevan una carga emocional de hechos que trascienden, saltan la linde de lo natural, y, como intento de explicación de un mito, lo expresan como lo entienden y hasta donde pueden; sacian la curiosidad del grupo, le dan cohesión, diría, y cierran con ello el ciclo mítico del que son parte. La historia contada en la leyenda ocurre en un lugar y afecta a los de dicho lugar. El cuento puede ser contado aquí o allá con los mismos o diferentes nombres.
Estas que aquí aparecen no son las que he considerado mejores ni peores de todas las que he venido recogiendo a lo largo de estos años, sino, simplemente, las diecisiete primeras que doy a la imprenta como colección. Sea en ellas o en las que vengan, no faltará la que hurgue en los rincones de algún alma lectora y le sugiera mucho más de lo que las palabras dicen. Esa es, quizá, la fuerza que oculta la leyenda, superior a lo que se ve a simple vista, y que no es otra cosa que ese misterio del pasado que no entra en los conceptos que buscan definir lo exacto, sino en los que abren el campo de la imaginación a escalas no medibles. Sucede lo mismo que con la guitarra del mesón machadiana: cualquiera de estas leyendas le hará soñar con un aire de un tiempo remoto, de un recuerdo lejano no identificado, pero sentido en lo más hondo.

© Manuel Garrido Palacios


ÍNDICE

1 . LA MORA ENCANTADA
(Cabeza del Buey | Badajoz)

2 . LA PROCESIÓN DE LAS MORTAJAS

(Puebla del Caramiñal | Coruña)

3 . EL NIÑO GUISADO

(Milagro de San Vicente) (Morella | Castellón)

4 . EL TORO ENMAROMADO

(Benavente | Zamora)

5 . LA LEYENDA DE LA PRINCESA MIRA

(En el camino de Vitoria a Miranda)

6 . LOS GIGANTES PICUEZO Y PICUEZA

(Autol | Rioja)

7 . EL AMOR DE ALMALINDA
(Covadonga | Asturias)

8 . LA CRUZ DEL PUERTO TRIGUEROS
(Alosno | Huelva)

9 . LA BELLA CAUTIVA
(Montánchez | Cáceres)

10 . LA CRUZ DE CARAVACA
(Caravaca de la Cruz | Murcia)

11 . LA ENCAMISÁ

(Torrejoncillo | Cáceres)

12 . EL LATIR DE LOS BOLILLOS

(Camariñas | Coruña)

13 . LA GALLINA Y EL AHORCADO

(Santo Domingo de la Calzada | Rioja)

14 . AQUÍ FINCO MI RODILLA. AQUÍ FINCO MI BASTÓN

(Lago de Sanabria | Zamora)

15 . TRES LEYENDAS SERRANAS:

LA JULIANITA. EL CRISTO DE LA PLAZA. LA FUENTE DE LA ZULEMA
(Aracena | Huelva)