Director de la ANLE
Nueva York
Nueva York
La Academia Norteamericana de la Lengua Española de Nueva York (ANLE), --que dirigió durante muchos años el Dr. Odón Betanzos Palacios (Rociana, Huelva)-- fundada en 1973, es una de las 22 academias de nuestro idioma en el mundo. Sin fines de lucro, tiene por misión fomentar el uso correcto de la lengua española en los Estados Unidos. Su Director hoy es el Dr. Gerardo Piña-Rosales (La Línea de la Concepción, Cádiz).
PREGUNTA: Hace poco surgió en el seno de la Academia Norteamericana de la Lengua Española la palabra “hispanounidense”; ¿qué hay dentro de ella, a quién o a quiénes se aplica?
RESPUESTA: Este neologismo, del que soy “inventor” (de pura chamba, como decimos en nuestra Andalucía) describe a las personas de origen hispano –hablen o no español– que residen en Estados Unidos. Me parece un vocablo más acertado que los que se han venido usando hasta ahora: “Hispanic”, Latino, etc.
P: ¿Cómo nace una palabra? ¿Se busca, se encuentra, se celebra su presencia en la Casa de las Palabras, es decir, la Academia?
R: Las palabras nacen, viven y mueren como cualquier organismo. Las hay que nacen porque se necesitan para nombrar algo nuevo, algo que antes no existía. La Academia no crea las palabras, sino el pueblo, gente, y de todos los estamentos sociales. Después, si el nuevo vocablo arraiga (sobre todo porque no atenta contra el genio de la lengua), si millones de personas lo usan, la Academia lo recoge en sus diccionarios. En Estados Unidos, muchos de los que hoy se consideran inaceptables anglicismos, al cabo de los años y de su uso frecuente por la población hispanounidense, acabarán siendo parte de la lengua española.
P: ¿Qué piensa de la mezcla llamada spanglish?
R: Que es un fenómeno natural; una realidad. El español de Estados Unidos tendrá siempre características propias; la más relevante es la influencia del inglés. Pero esto no es el espanglish o espanglés. Lo que no podemos hacer, como han hecho y hacen algunos profesores y educadores (por llamarlos de alguna forma) es proponer el espanglish como una nueva lengua, como un idioma que incluso hay que aprender. Eso es decirles a los millones de inmigrantes que no se preocupen por mejorar su español ni por aprender inglés, lo que, a mi juicio, es un flaco favor.
P: ¿Qué hace la ANLE en este sentido?
R: La Academia Norteamericana, con muy pocos fondos, con muy poco apoyo gubernamental (por no decir ninguno), hace lo que puede. Hemos firmado un convenio con GobiernoUSA, agencia del Gobierno estadounidense que informa y presta ayuda a los hispanos a través de sus páginas web. La ANLE asesora a esta agencia para que el español que utiliza sea lo más correcto posible. Acabamos de publicar el libro “Hablando bien se entiende la gente” (Ed. Santillana USA), con 300 consejos idiomáticos, que también son transmitidos por Univisión todas las semanas.
P: ¿Cómo se defiende un idioma en esa primera línea?
R: La mejor defensa es hablarlo y escribirlo bien. En Estados Unidos es fundamental que las nuevas generaciones no olviden su origen, su cultura, su lengua. Hay que luchar para que las nuevas generaciones de jóvenes hispanos no abandonen la escuela, la universidad. Nos guste o no nos guste, la clase media educada es la que mejor conserva y defiende el idioma, por la sencilla razón de que posee una conciencia lingüística, una conciencia cultural; sabe que el español es una lengua universal, expresión de una rica y variada cultura, por no hablar de las ventajas económicas del bilingüismo.
P: Parece difícil hablar de un grupo homogéneo de hispanohablantes.
R: El conocimiento de la lengua vernácula depende del grado de escolaridad del hablante. Una gran mayoría de los hispanos que viven en Estados Unidos (personalmente, me parece aberrante hablar de legales e ilegales) proviene de países pobres y de estamentos sociales muy humildes. Es comprensible que su nivel de habla y escritura no sea muy elevado. Por otro lado, hay ya una pujante clase media, educada, que se siente cada vez más orgullosa de su lengua y de sus orígenes hispánicos, personas para quienes el ideal es el bilingüismo, la biculturalidad.
P: Podemos decir entonces que la salud del español en Estados Unidos es…
R: Muy buena.
© Manuel Garrido Palacioss
© Manuel Garrido Palacioss