Ignacio Villa 'Bola de nieve'

'Pocas músicas y pocas interpretaciones
me emocionan tanto como
Bola de Nieve,
Ignacio Villa, artista cubano
único en cualquier época.
Desde niño he amado su música.
Este poema de mi libro
Confesiones de una mano zurda
(Ed. Salope, Las Tunas, 2004)
es mi pequeño homenaje a un  grande de la cultura cubana y a su amiga y partenaire Rita Montaner'.


REGRESO AL MONSEÑOR, DESPUÉS DE TANTO

El piano está en un rincón
y Bola no viene. –Bola,
¿dejarás a Rita sola?,
¿no será a dúo el pregón?,
¿no gruñirás la canción
que a gritos pide el teclado?
No seas mal educado,
Bola de noche nevada,
vuelve con tu voz de nada,
tu voz de piano rajado.
El piano está en un rincón
y Rita no viene. –Rita,
¿no ves que te necesita,
que hasta te pide perdón
y te reverencia con
el silencio de la cola?
¿Es que piensas estar sola
para el resto de la muerte?
Al piano no lo divierte
el silencio, Rita, Bola.
El piano tiene memoria.
Extraña los dedos negros,
los provincianos allegros,
el frac, la risa notoria.
El piano tiene memoria,
extraña la voz mulata,
el lazo de la corbata,
el lunar, la enorme boca...
Rita canta, Bola toca,
Bola ríe, Rita trata 
de que le compren maní
y Bola duerme a un negrito
como él... No necesito
nada más... Ya están aquí.
Aplausos (¡Lo conseguí!)
Aplausos. Les doy la mano.
Los beso. ¿Mezzosoprano?
¿Tenor ronco? Ah, sí, perdón...
Se van. Pero en el rincón
ríe, llora, aplaude el piano.

© Alexis Díaz-Pimienta