ASÍ TRABAJA EL FOTÓGRAFO
Fernando Puche
Fernando Puche (Madrid, 1966), que ha analizado la fotografía de naturaleza desde el ángulo artístico, que expone sus imágenes o las publica en FV, La Fotografía Actual, Iris, Contrastes, Arte y Naturaleza, Film Und Foto, Camera Natura, Black & White Magazine y Focus, que da conferencias e imparte clases en talleres y cursos sobre su especialidad, que tiene obras en colecciones privadas, en el Ayuntamiento de Córdoba, en el Instituto Cervantes de Moscú, en el Photomuseum de Zarautz o en la Fundación de los FF. EE., que ha escrito los libros Fotografía y naturaleza: más allá de la luz (2003), El Paisaje Interior (2005), Un Viaje Imaginario (2007) y Crónicas de un fotógrafo desconfiado (2009), ha sacado ahora Así trabaja Fernando Puche, donde habla de su trabajo como un viaje por su proceso creativo.
Pregunta: En pocas palabras…
Respuesta: Fotografiar el mundo natural es enfrentarse a cambios bruscos de luz, a condiciones climáticas impredecibles, a horarios sin horas, a un entorno a veces poco colaborador, a conocer el medio, a estar receptivo, a saber predecir ciertas condiciones ambientales...
P: ¿Cuándo deja la foto de ser mera técnica para ser arte?
R: Cuando la técnica pasa a un plano secundario y se pone al servicio de una idea original o creativa.
P: Lo digital ha abierto un campo de ensueño.
R: Se trata de que las nuevas tecnologías aporten su grano de arena a las posibilidades de plasmar, de forma más sencilla, nuestros sueños.
P: El fotógrafo busca la luz, las sombras, el encuadre … ¿qué más?
R: Sobre todo busca un sujeto que le apasione, que le ayude a expresarse y a través del cual pueda materializar sus ideas.
P: De los motivos, ¿… el gesto, el objeto inanimado…?
R: En el mundo natural prefiero los que son capaces de hacerme sentir; los que me obligan a parar y a no dejar de mirarlos.
P: Hacer un clic certero dura un segundo, una hora, un día…
R: He vuelto tantas veces al día siguiente o después de meses o años, que no me importa tanto que sea el momento preciso como tener claro que el sujeto merece una imagen. Entonces decido el momento.
P: Una imagen con la que haya luchado más de lo previsto.
R: Algunas que nunca encontré delante de mi objetivo, que aún sigo buscando.
P: El nuevo libro, ¿revela algún método secreto?
R: Explico cómo trabajo, de dónde me vienen las ideas, cómo elijo los motivos y los lugares y qué aprendizaje saco de todo. El método no está en cómo manejo mis herramientas, sino en el proceso previo que me lleva a decidir hacer las fotos que hago.
P: ¿Una fotografía es captar un instante mágico?
R: A veces es mágico, otras, es inmortalizar una experiencia a través de una imagen.
P: Hay opiniones sobre la iluminación.
R: Yo sólo utilizo luz natural. Me ciño a ella y en función de la misma decido captar o no la escena.
P: Se fotografían los cuerpos, las formas. Alguien quiso fotografiar el alma de las cosas…
R: Es una intención loable, pero el alma de las cosas no creo que pueda fotografiarse. Puede sugerirse, intuirse, y aún así nunca estaremos seguros de que el observador va a interpretar la imagen como nosotros lo hacemos.
P: En alguna exposición pictórica hiperrealista se ha dicho: Para eso, prefiero una fotografía.
R: Uno no debería adquirir una foto porque muestra la realidad tal como la vio el fotógrafo, sino porque expresa algo que alcanza algún punto de nuestra alma.
P: El blanco y negro, la gama de los grises…
R: Para mí siempre ha sido un reto, uno de los muchos que he tenido (y tengo) en mi desarrollo como fotógrafo.
P: Un día encuentra uno una máquina vieja en casa y prueba a ver qué hacer con ella. ¿Puede ser un inicio?
R: Por supuesto, toda herramienta es válida para empezar a expresarnos.
P: Para conseguir una foto, ¿cuántas se descartan?
R: Hay fotos que salen a la primera, otras necesitan varios intentos, otras nunca se logran…; para conseguir alguno de los efectos de mis últimas series he tenido que desechar hasta diez o quince fotos.
P: El fotógrafo hace su obra y la expone. Unos pasan de largo, otros se paran a mirar, otros preguntan…
R: Eso es lo bueno. Si todos pasan de largo, mal asunto. Si todos preguntan es que nadie ha entendido nada. Si todos se paran a mirar, quizá es que nos hemos vuelto demasiado parecidos. En la variedad está el gusto.
© Manuel Garrido Palacios