Carmen Palanco
LA BREVE HISTORIA DE UN IMPULSO
Carmen Palanco tiene la firme voluntad de volcar sobre el papel lo que siente, lo que recuerda, lo que piensa, lo que ha vivido en sí misma, lo que ha visto vivir a otros. Su irrevocable decisión de escribir conmueve porque sale al ruedo de las letras queriendo de verdad hacerlo, convencida de ello, no picoteando tres párrafos y un punto, sino con el manjar clave, la piedra de toque: la novela. Al principio le salió de la niebla de la memoria un esbozo, un temblor, un manojo de sensaciones. Luego, tras pulir el estilo y tomar nota de que el toro de la escritura estaba frente a ella en ese redondel de la vida donde todo pasa, le dio forma a lo que hoy nos ofrece: un mundo poco conocido encajado en una residencia de mayores con un camino orillado de sauces. Ya está aquí esa novela, su primera novela, el hermoso relato que viene a continuación, su estreno, su salir a la luz; páginas en las que ha plasmado el latido humano que ha sido su motor, su motivo, su qué.
Tuvo un buen maestro, Odón Betanzos. La atención generosa del poeta –un privilegio, sin duda- fue un alimento impagable para el oficio de escribir, al que se le añadió el apoyo paralelo e incondicional de Amalia Migues. Un hombre y una mujer a quienes Carmen dio cariño y de los que lo recibió multiplicado. Ella sabe la importancia que la atención de Odón y de Amalia tiene en su quehacer literario; la llama ‘mi verdadera herencia, la que ha enriquecido a la persona que soñaba con escribir’. Carmen sacaba la sustancia de las palabras calmadas que surgían cada tarde en la casa del poeta en Mazagón, o en la Fundación rocianera. Una consecuencia de ese magisterio es el tacto que aplica al tratar su propia obra. La escritora dice: ‘sé que estoy en la prehistoria de mi misma, de mi creación y que con humildad debo seguir aprendiendo por respeto a mi integridad’. No cabe estar más con los pies en el suelo.
Ahí se fraguó la escritora Carmen Palanco, la misma que ahora estrena su ópera prima y que tanto hubiera deseado ofrecérsela a ellos dos, que ya no están. Tanto Odón como Amalia le intuyeron el fondo y la animaron a traerlo arriba: un fondo claro de ideas y de palabras que hoy dan su fruto: esta hermosa novela.
Esta es la breve historia de un impulso necesario. Lo demás viene ahora. Esta novela y las próximas, ya escritas y en capilla, son el ejemplo de una vocación cogida a tiempo, de un tomarle el pulso a la vida, de un exprimir la memoria, de un estilo tallado con el tesón a prueba de tormentas. Y, sin dudarlo un momento, de la gracia al escribir y de la capacidad adulta de aquella niña que un día le mostró a Odón unos papeles emborronados: Carmen Palanco.
Manuel Garrido Palacios
ANLE · Nueva York 2014
POEMA
Haz las cosas bien aunque no te den las gracias;
me dijo un viejo cantor del tiempo...
mejórate sin que te sentencien,
ámate sin que te lastimen...
amplía la condición limitada con la que naciste.
Construye tu obra y tendrás una oportunidad
en caso de que haya camino en las estrellas.
Somos una energía con destino incierto,
no pierdas el tiempo en esperar,
ni en preguntar aquello
que sólo tú te debes contestar
.
que sólo tú te debes contestar
.
© Carmen Palanco