EMPEDRADOS DECORATIVOS DE LA SIERRA DE ARACENA
(1996)
No existían profesionales de la pavimentación decorativa, personas especializadas en esta parcela que se ganaran la vida exclusivamente de hacer ‘llanos’ o ‘empedrados ornamentales’ de interiores. Constituía una actividad más de los constructores de casas; maestros y albañiles contaban entre sus obligaciones a la hora de construir una vivienda la de pavimentar decorativamente la entrada, la franja longitudinal de paso de los animales de carga hasta el corral y, según las preferencias del propietario, el zaguán o primera habitación. En este sentido, los deseos e incluso la intervención efectiva de éste, según su habilidad en las realizaciones en esta parcela eran factores primordiales del resultado final. De ahí la licitud plena del apelativo de arte auténticamente popular, de artesanía pétrea de este quehacer. Además, en la actualidad, siguen siendo albañiles y personas ligadas a la construcción los que han revivido en sus propias casas o en otras viviendas de conocidos estos trabajos.
En cuanto a la técnica de ejecución, dependía lógicamente de la complejidad y pretensiones de la obra. En los empedrados decorativos más simples, puramente geométricos a base de sencillos triángulos o rombos, se utilizaban cuerdas que marcaban las lineas maestras y luego sólo había que rellenar los espacios vacíos. Cuando el ornato era más complejo se utilizaban plantillas de madera fina o paneles dibujados y luego recortados. Colocados sobre la mezcla fresca se dibujaba su contorno y sobre este dibujo o, mejor dicho, incisión se situaban las piedras ‘maestras’ que más tarde se rellenaban en el interior que determinaban. También podía actuarse al contrario, esto es, aplicando el molde y poniendo piedras a su alrededor, levantándolo luego y empedrando a continuación el espacio vacío. En algunos diseños de tendencia lineal, a veces notablemente complejos, al parecer actuaba sin más la pericia del ejecutor que sin plantillas ni cuerdas trazaba directamente sobre la argamasa fresca el diseño y sobre el trazo iba colocando los cantos. Este hecho se comprueba porque en algunas obras que son claramente copias o versiones simplificadas de pavimentos complejos se observan imperfecciones e incorrecciones en la traza acompañadas de una evidente tosquedad inexperta.
En algunos empedrados realmente excepcionales se constata una calidad incuestionable al plantear lineas de piedras negras configuradoras de un dibujo determinado sobre fondo blanco, sin espacios de color, sólo una línea formativa del diseño. Es un tipo de empedrado que me atrevo a llamar ‘Estilo lineal’ y que demuestra el valor estético y los visos artísticos de algunas realizaciones de esta zona serrana [...]; estos decorativos se apisonaban con la table o pisón, se vertía la lechada de argamasa, se barrían y limpiaban. Si bien, en esta última labor el esmero solía ser mayor, frotando concienzudamente el empedrado una vez finalizado con un estropajo mojado o trapo humedecido. De esta manera se conseguía eliminar toda mancha de la lechada y dotar a las piedras en su superficie de un apreciable brillo. [...] las piedras empleadas son irregulares y puntiagudas, producto del rompimiento de bloques mayores. En la Sierra de Aracena no se utilizaron como en otras comarcas andaluzas para estos pavimentos pétreos los cantos rodados, propios de zonas de aluvión, obtenidos de los depósitos fluviales. El hecho de que, en ocasiones, los ripios aparezcan redondeados se debe a su antigüedad; la erosión del continuo pisoteo y de los frecuentes limpiados de las amas de casa, que dotan de una redondez a las piedras que en origen no tuvieron.
© José María Medianero
© 5 empedrados de Cala. Fotografías. M. Garrido Palacios