CONTRAPOEMAS
Heriberto Yépez
Aullido Libros
“Maníacos y locos, / rencos ubicuos con las greñas tiesas y la ropa / puerca y desgarrada / deambulan por las calles atoradas / hurgan entre los montones de basura colectiva, los desperdicios / afuera de las escuelas, / comen la escamocha de los restaurantes / meten la mano y el hocico en las capitaneadas cajitas de comida china y revuelta, / recogen la lechuga rancia tirada alrededor de las taquerías / permanecen cerca de los puestos de comida callejera / porque esa es su única esperanza de comida tibia, / pero huyen de los taqueros / porque sus delantales blancos embarrados / de sangre y pellejos les recuerdan los horrores de las enfermerías…”
Son los primeros versos de Contrapoemas, de Heriberto Yépez (1974), obra editada por Aullido Libros, que dirige Uberto Stabile, a quien tanto debe la cosa cultural de este sur, que la lleva a América cada año como muestrario de los editores independientes: Edita. Sigue el poema: “…los maníacos pepenan las verduras pachichis afuera de la central de abastos, / comen gatos y palomas que asesinan y calientan / en los callejones y luego alacenan en los sobacos, / beben aguas negras en los parques públicos / y en los charcos que se anidan en los baches del asfalto, / rejuntan frascos, buscando latas entre las alcantarillas calamitosas / pordioserando botellas y alambres…”.
Según anota el editor, el autor “escribe narrativa, ensayo y poesía. Libros suyos son las novelas Al otro lado (Planeta 2008), El matasellos y A.B.U.R.T.O (Sudamericana, 2004 y 2005), aparte de Ensayos para un Desconcierto y Crítica-Ficción (ICBC, 2001), y Luna creciente, Contrapoéticas norteamericanas del siglo XX (Cecut-Conaculta 2002)”. Sigue el poema: “…en sus rostros se extreman los rasgos del mundo externo / y la catacumba interior, / monjes locos / limosneros poseídos / ciegos embrutecidos, lisiados cínicos, salen al paso en la avenida / piden monedas aventando su mal aliento en la cara de los cuerdos, / deformados por los días / tronando un vaso de plástico en la acera cicatrizada por los pasos, / acosan escaparates y taxistas, / se mean en postes fálicos e hidrantes estupefactos, / cruzan la calle desnudos enseñando la quemadura extensa, tocan a secretarias semana inglesa y horas extras, molestan a estudiantes a punto de titularse de muerte por hambre, hacen caras a ejecutivos esperando la luz verde del semáforo sobornado / por el reglamento municipal…”
Su obra Wars. Threesomes. Drafts & Mothen, se publica en Nueva York en 2007. Traduce la antología poética de Jerome Rothenberg, quien dice que en “la última década los textos de Heriberto Yépez han abierto fronteras, trayéndonos una aguda inteligencia de núcleo mexicano y de dirección internacional". De su extensa obra vale citar la trilogía Made In Tijuana, Tijuanologías y Here Is Tijuana/Aquí es Tijuana, libro co-editado con Fiamma Montezemolo y René Peralta (Black Dog/Londres). Da conferencias en el ámbito estadounidense y colabora en Laberinto del periódico Milenio de México. Hoy ocupa cátedra en la Escuela de Artes de la Universidad Autónoma de Baja California. Cierra el poema: “…son incurables los maníacos / jalan la camisa de los transeúntes, / raspan la ventanilla de los conductores, / se dejan crecer la barba hasta que una infección los deja molachos y sin cejas, / o empujan carritos de mercado pandeados y ruidosos, / hacen muecas y oraciones engendros de la ingeniería social / sordomudos heroinómanos exigen su limosna / los más depravados se esconden en algún sitio, / una parada de camión, un tiradero, una banca, / los techos bajos para aguardar benefactor o víctima, / los recoge la policía y la gerencia del hospital psiquiátrico local no quiere saber nada de ellos, / los dementes son inmigrantes que enloquecieron por el calor del pavimento […] los maníacos callejeros comienzan a golpearse la cabeza, / se esconden unos de otros, / se meten a dormir en cajas de cartón / desechadas por los consumidores y las pizzerías, / tambos o cobijas arañadas, / repasan en la mente el mundo de los empleados y los cuerdos / (los hombres que pagan renta o lavan su auto) / y caen en la segunda parte de un viaje moribundo pues / cuando la ciudad amenaza con hacerse noche sus locos mueren / en cierto porcentaje”.
© Manuel Garrido Palacios